La política y el amor siempre dan revancha. A poco más de un año de haber sido condenado y encarcelado por corrupción (luego de un juicio poco claro) y a dos de haber enviudado, la vida de Lula parece estar saliendo de la tormenta y tomando un sendero auspicioso.
Los que frecuentan la cotidianeidad del expresidente de Brasil dan testimonio de un hombre que no se deja vencer por la adversidad: pasa sus días haciendo ejercicios, estudiando y haciendo cursos online, al mismo tiempo que monitorea la política brasileña e internacional. Sus militantes se congregan diariamente en las inmediaciones del establecimiento penal para corear su nombre y darle fuerzas.
Y vaya que sí lo logran.
El diario argentino Página 12 informó que Lula está en pareja con una socióloga de su país, empleada de la Entidad Binacional Itaipú, Rosángela da Silva. Tienen planeado casarse cuando el novio recupere su libertad.
Por el lado de la política brasileña hay que mencionar que el presidente, Jair Messias Bolsonaro, es más impopular que nunca. No logra hacer repuntar a la economía y su estilo populista de ultraderecha parece estar superando el plano de lo tolerable para los ciudadanos de su país. Además, su vicepresidente, Hamilton Mourão, se alineó en su contra y goza de mayores niveles de popularidad.
Al mismo tiempo, se especula con que Lula salga de la cárcel dentro de algunos meses, ya que le han reducido su condena y podría así acceder a una pena alternativa a la prisión.
El economista Carlos Bresser-Pereira visitó al líder del PT en la prisión y comentó que se lo ve «apasionado y su primer proyecto es casarse al salir de la cárcel».
Los tortolitos se conocieron hace 20 años, durante las «caravanas de la ciudadanía» que realizaba Lula antes de llegar al poder en 2002, pero la relación era estrictamente profesional. El amor entre ellos comenzó en 2018, previamente a su caída en prisión.
Rosángela lo visita periodicamente en el penal. Lula tiene 73 años y es dos veces viudo. Su novia es 30 años menor y aun se desconocen más datos de su vida privada.
Foto de portada: AFP