Un millonario árabe vio la foto de un niño peruano estudiando en la calle y decidió ayudarlo a él y a su familia: les compró una casa y los ayudó a montar un negocio. Además, donó ingentes cantidades de dinero para arreglar la escuela a la que asiste el pequeño.
Hace poco tiempo se viralizó la imagen de un niño preparando su tarea escolar en la calle, abajo de un poste de alumbrado público. Se trataba de Víctor Martín Angulo Córdoba, un pequeño peruano que debía estudiar en la vía pública ya que no tenía luz eléctrica en su humilde vivienda, por falta de medios económicos.
Y si bien las redes sociales pueden servir muchas veces para vehiculizar el odio, en este caso fueron el instrumento que conectó a este joven estudiante con un millonario filántropo de Bahrein.
En efecto, según cuenta el sitio La Información, el empresario árabe Jacob Mubarak, dueño de una compañía de dulces y chocolates, dio con la foto de Víctor Angulo Córdoba mientras trabajaba en su país. Le conmovió muchísimo que el niño, a pesar de las limitaciones materiales que le imponía la pobreza, se esforzara tanto para estudiar, cumplir con sus deberes y progresar en la vida.
Por eso, el Señor Mubarak utilizó sus capacidades económicas para rastrear al niño. Averiguó su nombre, su dirección y se dirigió en su avión privado directamente a Perú, al distrito de Moche (Trujillo), donde vive Víctor.
Al encontrarse con Víctor y su familia, les manifestó que está dispuesto a ayudarlos económicamente y que va a comprarles una casa para que puedan vivir mejor. Además, les montará un negocio para mejorar sus condiciones de vida. Por último, como si fuera poco, puso en marcha un plan de mejoras para la escuela a la que asiste el niño, para que él y sus compañeros puedan estudiar con las mejores comodidades y recursos.
Un ángel venido de Bahrein
Es impactante la generosidad de Jacob Mubarak y la génesis de su disposición hacia la caridad y ayuda al prójimo se encuentra en su infancia. Si bien Mubarak, de 31 años, nunca vivió carencias económicas, su niñez fue muy difícil ya que careció de contención familiar. Esta situación lo llevó a la depresión y hasta coqueteó con la idea de terminar voluntariamente con su vida.
Afortunadamente, decidió dar un vuelco en el devenir de su existencia y se inclinó hacia la filantropía. Eligió utilizar su inmensa fortuna en ayudar a que la falta de dinero no sea un impedimento para el progreso de aquellas personas que, pese a todo, se esfuerzan.
El último de los niños respaldados por Mubarak es Víctor, pero él ya se ha ocupado de ayudar a menores en Bahrein, Egipto, Siria, Irak, México y Reino Unido.
Foto de portada: La información