Una adolescente de 17 años, llamada Noa Pothoven, solicitó el derecho a la eutanasia en los Países Bajos. Calificaba su existencia como sumida en «un sufrimiento inaguantable» ya que había sido abusada sexualmente en tres ocasiones. Holanda concedió la petición y el domingo 2 de junio se produjo el deceso asistido. Conmoción mundial por la pérdida de una vida muy joven atravesada por el dolor y la violencia sexual.
«Respiro, ya no vivo» fueron las palabras que compartió en su cuenta de Instagram para explicar por qué había tomado esta irreversible decisión: solicitarle a las autoridades de su país que la habiliten a realizar eutanasia, es decir, suicidio asistido en condiciones indoloras.
Según informa The Independent, Noa Pothoven a sus 17 años había sido abusada sexualmente en 3 ocasiones, lo que marcó a fuego su vida. Por culpa de los ataques, la joven se sentía permanentemente «sucia». El estrés postraumático se manifestaba a través de la depresión y la anorexia.
Noa ya no veía sentido en continuar sus días de esta manera. Había sido internada múltiples veces y su dolor no cesaba. Por ello, lastimosamente, utilizó una vía que en su patria es un derecho garantizado por el Estado: el suicidio asistido. En Holanda, la eutanasia es legal desde los 12 años, siempre que un profesional de la salud certifique que el paciente no soporta más el sufrimiento.
En diciembre de 2018, Noa acudió sola a una clínica especializada en eutanasia para solicitar sus servicios. Sus padres recién se enteraron de sus planes cuando encontraron en su habitación las notas de despedida. Quisieron convencerla de que cambie de opinión, pero ella estaba convencida.
El domingo Noa Pathoven murió en la cama de su hogar, legalmente ayudada por especialistas. Su vida quedó grabada a fuego por la violencia de género. Su muerte se convirtió en un grito desesperado para que terminen los abusos contra la mujer y los niños.
