El incendio que devastó Notre Dame, la catedral de París (Francia) tuvo un impacto a escala mundial. Es que la iglesia fue construida durante la edad media y es una joya arquitectónica. Millones de turistas viajan anualmente a la capital de Francia para, entre otras cosas, poder conocerla y sacarse una «selfie» con sus gágolas.
Por eso, cuando en abril pasado el fuego destruyó parte de su techo, la aguja e interiores, la humanidad se conmovió.
Los franceses miraban las imágenes llorando, desconsolados. Los extranjeros no podían despegarse de las redes sociales y la televisión, observando el desastre, incrédulos. Muchas personas comenzaron a compartir sus fotos delante de la famosa iglesia en señal de solidaridad.
Y la emoción también llegó a los multimillonarios. Tanto es así que prometieron donar 850 millones de euros para su reconstrucción. Si el siniestro había golpeado a este patrimonio de la humanidad, la humanidad daría nuevamente muestras de su resiliencia : con el esfuerzo de todos (incluyendo a los que tienen más y los que tienen menos), se la podría restaurar pronto. Un mensaje de esperanza ante las cenizas.
Sin embargo, según informa Europa Press, a más de 2 meses del incendio, las donaciones alcanzan a 80 millones de euros, mucha plata pero casi nada comparado con las fortunas prometidas: exactamente el 9%. La mayoría de los euros recibidos provienen de particulares que contribuyeron con lo que podían.
¿Y el dinero de los millonarios? Ellos mantienen su postura y dicen que honrarán su palabra. No obstante, sostienen que irán haciendo pequeñas erogaciones, de acuerdo a los presupuestos que les hagan llegar. No por ser tontos lograron juntar esas fortunas…
Foto de portada: CNN en Español
