El polémico presidente brasileño, Jair Bolsonaro, recomendó defecar día de por medio como un método contra el deterioro del medioambiente. Afirmó que para solucionar la crisis ecológica «se debería comer menos, de esa forma se lograría reducir los niveles de explotación de los recursos naturales».
Si bien la respuesta es irónica, pinta de cuerpo entero su posición negacionista respecto del cambio climático, fenómeno que destruye día a día el mundo en función de los imperativos despiadados del lucro.
Desde que asumió el ex capitán del ejercito brasileño, dio vía libre a la depredación del Amazonas y el ataque a comunidades autóctonas que habitan en áreas protegidas.
De esa forma, busca emular a Trump en el escepticismo sobre el cambio climático, aunque sin los éxitos económicos de su par norteamericano, puesto que en Brasil crece la pobreza, se consolida la recesión y avanza el malestar social.