Sendora Añez se autoproclamó mandataria del vecino país ante un Congreso semivacío. Evo Morales impugna la forma en que se procedió, calificándola de anticonstitucional. La nueva mandataria advirtió que “la Biblia vuelve al Palacio Quemado”.
En medio de una situación prácticamente caótica, la senadora conservadora Jeanine Añez se autoproclamó ayer presidenta de Bolivia, en medio de un Congreso semivacío, sin quórum, que no trató ni aceptó la renuncia de Evo Morales ni la designó a ella su sucesora.
En medio de esta situación de escasa legitimidad de origen, la mandataria se trasladó del Congreso al Palacio Quemado, donde se impuso la banda presidencial y advirtió que la Biblia retornaba al poder.
Los sectores conservadores que siempre impugnaron la Presidencia de Morales rápidamente la reconocieron, incluyendo el candidato Carlos Mesa, ex presidente provisional del país entre los años 2003 y 2005.
Desde su exilio en México, Evo Morales afirmó que la “autoproclamación atenta contra los artículos 161, 169 y 410 de la Constitución Política del Estado, que determinan la aprobación o rechazo de una renuncia presidencial, la sucesión constitucional sobre presidencias del Senado o Diputados y la supremacía de la Constitución. Bolivia sufre un asalto al poder del pueblo”.
Ahora, la mandataria tiene dos grandes desafíos por delante, pacificar el país y convocar a elecciones de manera que el pueblo boliviano pueda recuperar su camino institucional en la mayor brevedad posible.
En cuanto al primer punto, la violencia continúa en las calles y es impredecible lo que puede acontecer con aquellos sectores leales al ex mandatario, ubicados preferentemente en los suburbios y en la localidad de “El Alto”, cerca de La Paz.
Al parecer, al menos hasta el momento, la cúpula de las Fuerzas Armadas y de la Policía, desde donde se había “sugerido” a Morales que renunciara, apoyan a la autoproclamada mandataria.