Desde Brasil aseguran que el mandatario será capturado si sale del territorio nacional. “Va a ser detenido en Brasil o en otro país”, amenazó el fiscal que lo investiga por contrabando, lavado de dinero, tráfico de armas y de drogas.
El fiscal brasileño Stanley Valeriano fue contundente al referirse a la situación que atraviesa el ex presidente Horacio Cartes tras la orden de prisión decretada en su contra por el juez Marcelo Bretas: “Será detenido, de salir del territorio de Paraguay va a ser detenido en Brasil o en otro país”, según las expresiones vertidas a radio Cardinal 730 am.
La situación hace recordar a otras figuras del ámbito internacional que debieron pasar por una situación similar: Augusto Pinochet, por ejemplo. Acusado por el juez español Baltasar Garzón de graves violaciones a los derechos humanos durante su sangrienta dictadura en Chile, en 1998 Pinochet fue arrestado en Londres, cuando visitaba Gran Bretaña siendo senador para explorar la posible compra de armas al país europeo.
El ex dictador estuvo detenido con arresto domiciliario por largos meses hasta que, la promesa del gobierno chileno de la época de que el tirano sería juzgado en su país por los mismos hechos que le imputaba Garzón (proposición nunca cumplida, por cierto), logró arrebatar al general del largo brazo de la Justicia.
Así las cosas, Cartes terminaría convirtiéndose en un “insiliado”, como el genial escritor compatriota Augusto Roa Bastos calificaba a los escritores que habían quedado sin posibilidad de abandonar el país durante la dictadura stronista, parangonando su estatus de exiliado con el de sus colegas, en una definición que caracterizaba la desventurada situación de los intelectuales paraguayos de la época.
Claro está, Horacio Cartes no es precisamente un “intelectual”, sin embargo el sayo le calza bastante bien.
Ante la activación del código rojo por parte de la Organización Internacional de la Policía Criminal (Interpol) con sede en Lyon, Francia, sólo cabe preguntarse si Cartes tentará a la suerte y buscará salir del país pese a la orden de captura que pesa en su contra.
Mientras tanto, deberá librar un largo pleito que, sin lugar a dudas, no servirá precisamente para aliviar el transcurso de sus días.