El otrora símbolo de una época de esplendor, ha quedado sumido en un vulgar basurero. La Municipalidad de Asunción se cruza de brazos y ya ni siquiera justifica las causas que derivaron la patética situación actual.
El Parque Caballero fue alguna vez una hermosa quinta y lugar de esparcimiento de los asuncenos, hoy se ha convertido en un lugar inmundo, no solamente indigno de ser utilizado para paseos a pie o en bicicleta, sino de ni siquiera de acercarse a él, por la mugre que acumula, los escombros esparcidos, la inseguridad y la falta absoluta de condiciones de salubridad.
Allí se encuentra la residencia de quien fuera el fundador del Partido Colorado y dos veces presidente de la República tras la Guerra contra la Triple Alianza. De hecho, la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) cuenta allí con uno de sus museos oficiales dedicado, precisamente, al llamado Centauro de Ybycuí.
El destrozo absoluto es responsabilidad de la desidia de las autoridades, particularmente municipales, tanto del intendente Mario Ferreiro como de los concejales, que con lamentable indiferencia se han convertido en pasivos espectadores de un lugar público que ya ha dejado incluso de ser testigos de glorias pasadas, ya que sólo es comparable con un depósito de residuos.
En innumerables ocasiones la Municipalidad anunció mejoras de fondo, pero jamás llegaron a concretarse. El abandono se ha apoderado del lugar completamente. Utilizado en épocas de creciente fluvial como verdadero “depósito” de seres humanos, excusa sobre la que se parapetaban para justificar la dejadez, ahora ya ni siquiera produce un mínimo de interés en las autoridades municipales.
En principio, existió un “gran” plan entre Municipalidad, Itaipú y la entonces Senavitat, pero todo quedó en la nada. Falto de apoyo de otras instituciones, el intendente mira hacia otro lado, desentendiéndose de la grave situación que atraviesa este patrimonio histórico y cultura de la capital.