El nuevo Presidente del Senado es una persona fiel a Marito pero con liderazgo propio. Busca dinamizar el diálogo entre los poderes, dado su buena llegada a todos los partidos de la oposición.
Óscar «Cachito» Salomón dio la sorpresa la semana pasada cuando se alzó con la titularidad de la Cámara de Senadores, articulando el apoyo heterogéneo de varias bancadas. El nuevo Presidente del Senado es un político muy hábil, que vino construyendo su posicionamiento desde febrero del presente año, hablando cara a cara con cada uno de sus pares, tratando de lograr su adhesión.
No contó con el apoyo explícito ni del oficialismo ni del cartismo, por lo cual, su liderazgo emergió con mucha fuerza. Tiene un perfil dialoguista, con gran llegada a las diferentes bancadas de la oposición, especialmente las del Frente Guasu y el PDP.
Su elección como titular de la Cámara alta le da tranquilidad al Ejecutivo, porque, a pesar de no haberse pronunciado por su candidatura, el Presidente Mario Abdo sabe que Cachito es una persona leal. Así, su lugar en la cadena de sucesión garantiza gobernabilidad.
Por otro lado, Salomón buscará un mayor acercamiento entre todas las bancadas y el Presidente de la República. Esta cuestión no es menor, ya que el enlace institucional entre los dos poderes -el Vicepresidente- actualmente solo tiene predicamento en la Cámara de Diputados, a raíz de que Hugo Velázquez dominó este espacio durante varios períodos.
Cachito Salomón viene, de alguna manera, a suplir este déficit: su objetivo es que la comunicación sea mucho más fluida entre Marito y los senadores de todos los partidos.
En este sentido, fuentes de El Trueno indican que, por ejemplo, el senador y expresidente Fernando Lugo hace más de un año que busca -sin éxito- reunirse con Abdo. Cachito prometió dinamizar este tipo de reuniones institucionales.
Su papel será muy importante en un momento en el que el Paraguay se debate la posibilidad de reformar el Estado. Por eso, busca ser una visagra entre todos los partidos con representación en el Senado y el Poder Ejecutivo.
Su sueño, dicen las mismas fuentes, sería concluir su período allanando el camino para una reforma constitucional.
