La diputada Kattya González agita la idea de que pueden existir actos de violencia similares al “marzo paraguayo”. Sin embargo no existe un quiebre constitucional ni ataque a instituciones republicanas para que puedan repetirse esos hechos que llenaron de luto al país.
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Resumen de la nota con la diputada Kattya González hablando de los hechos de corrupción durante la pandemia.
"Si ocurrió un Marzo Paraguayo, si hubo una quema del Congreso, ¿por qué no volvería a ocurrir si los políticos no tenemos sentido de la historia? pic.twitter.com/CO9yd6mN0s
— El Independiente (@elindepepy) June 11, 2020
La diputada Kattya González, a pesar de decir que no quiere, agita constantemente la idea de que se pueden generar hechos de violencia tales como el “marzo paraguayo” o la quema de Congreso.
Lo que se espera de la clase política, especialmente de los legisladores, es que honren la confianza del pueblo generando leyes que sean beneficiosas para todos y no estar azuzando ideas de violencia en la ciudadanía.
El “marzo paraguayo” fue un hecho trágico en la historia nacional reciente, que se dio después de un gravísimo hecho, como fue el asesinato del entonces vicepresidente Luis María Argaña. No puede compararse ese momento con este.
Es inaceptable que un legislador diga tan alegremente que “no podemos descartar un escenario absolutamente posible de conmoción social”: se trata, prácticamente, de un llamado a violencia. No existen motivos para que exista dicha “conmoción social”, aunque seguramente muchos quisieran que sí.
¿Acaso los opositores son perseguidos y puestos en prisión por hacer sus denuncias? Al parecer, el éxito sanitario obtenido hasta el momento por el Gobierno paraguayo -reconocido en el mundo entero- no puede ser digerido por muchos sectores de la pálida oposición. Ésta ni siquiera es capaz de articular una alianza para controlar el Congreso, pero pide solapadamente a la ciudadanía que reedite hechos que incluso costaron la vida a varios paraguayos.
La diputada Kattya González, debería explicar cuál es el fundamento -igual o peor que un magnicidio o el intento de enmendar la Constitución Nacional entre gallos y medianoche- que pudiese llevar al pueblo a protagonizar tristes episodios tales como el “marzo paraguayo” o la quema del Congreso.
Lo que un legislador -que crea en la República y en las instituciones- debería hacer, es pedir que se investiguen los hechos de corrupción que involucren a funcionarios públicos y empresarios particulares; pedir que se suspendan compras que están sospechadas y pedir que el Ministerio Público procese a los responsables de estos hechos. Todo esto está ocurriendo, por presiones ciudadanas o denuncias de prensa, pero está ocurriendo.
No existe en este momento ningún atropello a la Constitución Nacional ni a las instituciones republicanas que den motivos para que un legislador salga a decir públicamente «si ocurrió un Marzo Paraguayo, si hubo una quema del Congreso, ¿por qué no volvería a ocurrir si los políticos no tenemos sentido de la historia?”.
Actualmente, tres poderes del Estado están funcionando, no hay un estado de excepción, así que debemos dejar a las instituciones hacer su trabajo, es decir, el de investigar -en el caso del Ministerio Público-, y el de juzgar, en el caso del Poder Judicial. Ni legisladores ni el Ejecutivo deberían ejercer presiones que puedan quebrantar la independencia de los tres poderes, que es el fundamento básico de una República.