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viernes, noviembre 22, 2024

La decadencia de la izquierda: en el pasado combatían a la dictadura, en el presente lloran por ataques de trolls

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Los que fueron alguna vez combativos dirigentes contra la dictadura, enfrentando la tortura y el exilio, hoy califican de grave persecución política una nota periodística sobre los privilegios del hijo de Esperanza Martínez.

La senadora Esperanza Martínez es presentada como víctima de una atroz persecución política, al menos según lo que se puede leer en sendos comunicados emitidos por partidos y dirigentes aliados del Frente Guasu.

En realidad, la persecución denunciada por la izquierda paraguaya son hechos de público conocimiento, donde lo que corresponde es aclarar lo ocurrido, antes de lamentarse.

Queda saber si Martínez utilizó sus influencias como legisladora, para obtener que su hijo haya tenido una liberación express en Argentina.

Aquellos dirigentes que en el pasado ponían en el pecho frente a la temida policía stronista, hoy se lamentan por simples posteos de trolls –en algunos casos- y en otros, de ciudadanos identificados.

Otroras valientes dirigentes gremiales como Carlos Filizzola, o la propia Lilian Soto, ayer eran corridos con cachiporras y picanas, hoy se sienten “intimidados” por posteos de Twitter. Un claro ejemplo de la inutilidad y ausencia total de vocación de lucha de los autodenominados progresistas del Paraguay.

Es inevitable pensar en la decadencia de la “izquierda” paraguaya, sobre todo en lo que respecta a su combatividad. Es evidente que la burocratización de sus fuerzas políticas, así como la vida acomodada tras varios periodos parlamentarios, les nubla la visión correcta de las cosas.

Desde el confort de sus exorbitantes salarios y privilegios como legisladores, cualquier comentario negativo en las redes sociales les hace imaginar que están dando grandes batallas por la emancipación del Paraguay. Deberían asumir que son parte del establishment político y como tal utilizan sus redes de influencia, en este caso para solucionar las travesuras de uno de sus vástagos.

Lo más cómico es que los supuestos “ataques” y “persecuciones” ni siquiera llegaron a ser tendencia en Twitter, una red social que es marginal en cantidad de usuarios paraguayos.

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