Compañías del calibre de Coca-Cola, Adidas, Unilever, Starbucks y otras, han retirado su publicidad de la red social como medida de protesta para exigir controles más estrictos sobre lo que consideran “mensajes de odio”.
Hasta el momento más de 160 empresas –y se siguen sumando- han decidido suspender la publicidad en Facebook porque consideran que la red social no hace lo suficiente para controlar la desinformación o censurar los mensajes de odio y que, además, se lucra de este tipo de anuncios.
El boicot se ha incrementado notablemente en los últimos días y ha empezado a perjudicar a las acciones de la compañía en Bolsa, de acuerdo a un informe del periódico The Huffington Post.
Varias organizaciones estadounidenses en favor de los derechos civiles se han unido en la plataforma “Stop Hate for Profit” (detener el odio por beneficios) que promueve un boicot de las empresas contra Facebook para que la compañía sea más estricta con la difusión de mensajes de odio.
El lanzamiento de la campaña se hizo el pasado 17 de junio, en medio de la oleada de manifestaciones contra el racismo convocadas tras la muerte de George Floyd en manos de un policía blanco el pasado 25 de mayo en Minneapolis (EEUU).
Facebook tiene más de 1.700 millones de usuarios en todo el mundo que se conectan a diario a su red social. Además, la compañía posee otras importantes plataformas como Instagram —la red social de fotos—, WhatsApp y Messenger —servicios de mensajería—, que tienen unos 3.000 millones de usuarios.
La importancia de esta red social en el ámbito comercial es crucial, ya que es la segunda plataforma de publicidad más utilizada por las empresas
Todo empezó con un anuncio publicado en Los Angeles Times, en el que se preguntaba qué podría hacer Facebook con los 70.000 millones de dólares que ingresa cada año gracias a la publicidad.
Este anuncio criticaba el papel desempeñado por Facebook en las manifestaciones antirracistas: Permitieron la incitación a la violencia contra los manifestantes que luchan por la justicia racial en Estados Unidos a raíz de George Floyd, Breonna Taylor, Tony McDade, Ahmaud Arbery, Rayshard Brooks, etc.
Amplificaron a los nacionalistas blancos al incluir fuentes de noticias con lazos extremistas conocidos en su programa de “verificación de hechos”.
La campaña pedía a algunas de las empresas más grandes del mundo detener su publicidad en Facebook durante el mes de julio de 2020.
Las empresas a las que se dirigía esta campaña tardaron algunos días en reaccionar a la campaña. Las marcas de ropa The North Face y Patagonia fueron de las primeras en sumarse a la iniciativa.
Cuatro días más tarde, la multinacional Unilever —uno de los principales anunciantes de todo el mundo al incluir marcas como Mimosín, Skip, Dove o Frigo— decidió retirar la publicidad de esta red social. Tras este bombazo, otras empresas como Coca-Cola, Honda o Levi Strauss también se unieron el pasado 26 de junio.
El domingo llegó otro importante mazazo para la red social: las cafeterías Starbucks también retiraban su publicidad. Esta empresa fue el sexto mayor anunciante de Facebook el año pasado, al gastar unos 95 millones de dólares en publicidad.
La publicidad es el principal ingreso que tiene Facebook. La retirada de anunciantes importantes supone un duro golpe, sobre todo si se produce en un momento como el actual de crisis económica, en el que las empresas invierten menos en anuncios ante la caída del consumo provocado por el coronavirus. Además, la campaña ha generado un impacto en los mercados financieros.
Zuckerberg anunció en un post en Facebook que pondría en marcha nuevas políticas de control de contenido como no permitir la difusión de mensajes que aseguren que las personas de una raza, nacionalidad género u orientación sexual son una amenaza para la seguridad o la salud de otra persona.
Aquellos usuarios que compartan ese contenido recibirán un aviso antes de la publicación en el que se le informa de que van a compartir un contenido que viola las políticas de la compañía.