Instituciones que promueven el achicamiento del gasto público y las atribuciones estatales hicieron uso de subsidios del Estado Federal norteamericano para poder pagar sueldos durante la pandemia. Las contradicciones ideológicas no se manifiestan cuando apremia la crisis y la existencia misma de estas ONG «anti-Estado».
El medio norteamericano señala que muchas de estas instituciones sin fines de lucro llegaron incluso a criticar fervientemente la ley CARES (ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus -CARES por sus siglas en inglés- promulgada el 27/03/2020 para ayudar a personas y empresas afectadas por el Covid-19).
Por ejemplo, la Fundación Americans for tax reform («Americanos a favor de la reforma fiscal») cuyo fin autoproclamado es «educar a los contribuyentes sobre el verdadero costo del gobierno y los costosos programas gubernamentales» recibió la friolera de USD 300.000 en préstamos estatales.
El caso paradigmático de la contradicción ideológica opacada por la necesidad es el del Instituto Ayn Rand (llamado así porque promueve las ideas de la filósofa americana de origen ruso partidaria del ultraliberalismo, el laissez-faire, el individualismo y el egoísmo racional).
Esta ONG recibió cerca de USD 1 millón, y justificó su solicitud afirmando que sería injusto que los procapitalistas rechacen los subsidios y se los dejen a los anticapitalistas para que aprovechen y promuevan ideas hostiles al sistema.
Estas situaciones paradojales, de quienes atacan el gasto público pero se aprovechan de él, se dieron en todo el mundo. En este sentido, varios países de Europa negaron subsidios a empresas que evadieron impuestos relocalizando sus casas matrices en paraísos fiscales (desfinanciando al Estado impidiéndole percibir los debidos impuestos).
En Paraguay, muchos empresarios que durante años se cansaron de pedir la reducción de un supuesto «Estado paquidérmico», no dudaron ni un segundo en solicitar ayuda pública para pasar la pandemia. Sin embargo, peor aun es el cinismo de quienes reclaman ayudas al gobierno -llegando a acusarlo de corrupto e inoperante- y ni siquiera tienen registrados a sus empleados, a quienes maltratan y niegan cualquier mínimo respeto que merece un ser humano.
