La «operación cicatriz» en la ANR es un hecho y ya se habla de fusionar los movimientos más importantes en un nuevo espacio cuyo nombre sería Concordia Colorada. Recomposición de la Comisión Ejecutiva, candidaturas unificadas en las municipales y espíritu de entendimiento entre Añetete y HC.
La crisis mundial del Covid-19 está provocando el peor escenario sanitario y económico en 100 años, comparable a la pandemia de gripe española y al crack de 1930 juntos.
Por eso, estamos evidenciando un verdadero cambio de época en todas partes, incluyendo también al Paraguay. Los paradigmas que rigieron la realidad social y política de nuestro tiempo tienen que adaptarse a las necesidades de los nuevos tiempos, que sin dudas serán de mucho esfuerzo para poder reconstruir y refundar toda la destrucción que el coronavirus deja a su paso.
Es este el contexto en el que hay que interpretar las declaraciones del gobernador del Departamento de Guairá, Juan Carlos Vera, quien confirmó que este martes 21 de julio por la noche los dos líderes de los movimientos más importantes de la ANR -Mario Abdo Benítez y Horacio Cartes- mantuvieron una reunión en Mburuvicha Roga con los 13 gobernadores del coloradismo.
Si bien la llamada “Operación cicatriz” estaba en marcha desde principios de este año -en miras a las elecciones municipales que la pandemia obligó a suspender- la unión entre colorados cobró más fuerza y sentido desde el momento en que estalló la pandemia y se tuvieron que aplicar drásticas medidas, dados los fuertes embates que enfrenta Paraguay, los cuales seguirán golpéandonos por lo menos hasta que se encuentre la vacuna y termine la pesadilla que comenzó en Wuhan en diciembre de 2019.
Así, Vera anticipó lo que ya venía circulando en el ambiente colorado, es decir, que los días de división y enfrentamiento entre Añetete y HC quedaron atrás. En la cena de ayer en Mburuvicha Roga se afianzó la “Operación cicatriz”, conformando lo que será la estrategia a seguir en la ANR para consolidar la unidad, asegurar la gobernabilidad y la hegemonía partidaria después de 2023.
Fuentes exclusivas confirmaron a El Trueno que la ANR tendrá una recomposición de su Comisión Ejecutiva, acordada por consenso: José Alberto Alderete será Vicepresidente 1ro, Luis Alberto Castiglioni mantendrá su rol de Vicepresidente 2do y la renovación podría darse de la mano de Silvio “Beto” Ovelar, quien presuntamente ocuparía la Vicepresidencia 3ra.
Se normalizará, así, la vida institucional del Partido Colorado, ya que antes Añetete nunca participaba de las reuniones de la Comisión Ejecutiva. El trabajo mancomunado de ambos movimientos en el día a día partidario le dará mayor dinamismo a la nucleación centenaria.
Asimismo, en la noche del 22 también se allanó definitivamente el camino para que el coloradismo prepare candidaturas unificadas para las elecciones municipales, que tendrán lugar en 2021.
El proyecto es construir un espíritu de entendimiento de modo a retener las municipalidades en mano del Partido Colorado y recuperar aquellas que están ahora gobernadas por la oposición. Las intendencias revisten suma importancia porque son un poder local, que otorgan contacto inmediato con las bases del partido, históricamente estructurado de manera territorial.
Como refirió el gobernador de Guairá, Añetete y Honor Colorado se fusionarían en un gran movimiento de conducción partidaria y nacional que se llamaría “Concordia Colorada” o «Concordia Republicana», según las versiones. De concretarse dicho propósito estaríamos ante un hecho histórico, de similar magnitud al de la Convención Colorada de 1955, también conocida como de «unificación partidaria».
Respecto a la elección para la Junta de Gobierno -suspendida este año por causa de la pandemia- El Trueno confirmó que la misma se celebrará en conjunto con las internas coloradas donde se decidirán los nombres que buscarán conservar el poder en 2023. La fecha se estima para noviembre de 2022 y versiones, aun no confirmadas, indican que son altas las posibilidades de que Concordia Colorada presente una única candidatura presidencial.
Para poder dimensionar lo que implica la unificación del coloradismo en un gran movimiento, hay que recordar que los enfrentamientos entre facciones de la ANR fueron el motor del cambio de régimen en 1989, provocando el advenimiento de la primera democracia en la historia política de Paraguay.
Desde entonces, durante todo el periodo democrático, tanto la ANR como el PLRA funcionaron mediante pactos y acuerdos entre facciones internas, imposibilitadas de controlar totalmente sus respectivos partidos. La unificación de los movimientos internos del oficialismo tendrá consecuencias sobre todo el sistema política, constituyendo un claro desafío para la oposición.
A menos de 3 años de las próximas elecciones, la ANR muestra tener una hoja de ruta definida para las próximas contiendas electorales, mientras que la oposición muestra un alto nivel de fragmentación, sobre todo en el PLRA donde se avizora un verdadero cisma entre «efrainismo» y «llanismo».
Esta situación se puede observar en las reacciones en carpas opositores respecto de la reconciliación colorada: indignación, sorpresa o impugnaciones morales, pero ninguna respuesta política, capaz de señalar un camino alternativo con posibilidades reales de disputar el poder.
El escenario pospandémico, en el que emergerá un Paraguay distinto al que conocimos estos últimos 17 años, es el telón de fondo a partir del cual la ANR ya piensa el Paraguay de los próximos años.
