El presidente Macron supedita los avances en las negociaciones al cumplimiento de protocolos medioambientales.
Luego de dos décadas de intensas negociaciones, en 2019 se anunció con bombos y platillos que la Unión Europea (UE) y el Mercosur habían por fin llegado a un acuerdo para efectivizar un tratado de libre comercio entre los dos bloques. Sin embargo, todavía faltaba la «letra chica», la cual debía ser aprobada por cada uno de los países contratantes.
Un año después, parece que el festejo por adelantado trajo mala suerte, porque ya varios miembros de la UE mostraron su incomodidad porque consideran que los protocolos de producción que existen en el viejo continente no se respetan en Sudamérica y eso podría dar lugar a asimetrías y desventajas para los europeos. Por otra parte, los «verdes» (partidos políticos ecologistas) cada vez tienen más peso político en Europa y la cuestión ambiental es central para los ciudadanos comunitarios.
Las manifestaciones en contra del acuerdo empezaron a aparecer cuando, a fines del año pasado, el Amazonas estaba siendo devastado por intensos incendios -aparentemente provocados para desforestar y permitir el avance de la producción agropecuaria- y se dio una discusión pública entre los mandatarios de Brasil y de Francia. Jair Bolsonaro, enojado porque su par Emmanuel Macron se inmiscuía en asuntos brasileños, llegó incluso a insultar a la primera dama francesa.
Ahora, Macron declaró que su país no avanzará en el acuerdo si no se respetan ciertas condiciones de respeto al medioambiente. El líder de «La République en Marche» encargó un informe a un grupo independiente de especialistas en cuestiones ecológicas. El informe fue entregado estos días y prevé que la deforestación en el Mercosur se acelerará un 5% anual, dada la superficie adicional que se necesitará para aumentar la producción bovina destinada a la UE. Asimismo, pronostica que aumentarán las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.
Estas razones y el lobby de los productores agropecuarios franceses -quienes tienen costos de producción mucho más altos que en Sudamérica debido a los protocolos ambientales que están obligados a respetar- hicieron que el presidente de Francia sea escéptico sobre la posibilidad de que alguna vez se llegue a concretar el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.
En declaraciones que el medio alemán DW reproduce, el ejecutivo francés manifestó que: «el proyecto de acuerdo no contiene ninguna disposición que permita disciplinar las prácticas de los países del Mercosur en materia de lucha contra la deforestación. Esto es lo que falta sobre todo a este acuerdo y la razón principal por la que en el estado actual, las autoridades francesas se oponen».
Foto de portada: France24