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domingo, noviembre 24, 2024

El sabio de Guazú Corá

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Paranaländer reseña el libro Tetãygua Pyambu (Servilibro, 2017), de Gregorio Gómez Centurión, donde el autor, además de publicar sus poemas en guaraní, combina investigación semántica y etimológica sobre ese idioma, entre otras. Fue declarado de interés lingüístico por la Secretaria de Políticas Lingüísticas.

Por: Paranaländer

Tetãygua Pyambu («Ronquido nativo» podría ser una posible traducción), 2017, editorial Servilibro, del sabio de Guazú Cora Gregorio Gómez Centurión (1938), es un libro misceláneo, contiene ensayos y poemas. Los primeros siguiendo la senda abierta por Montoya (verdadero patentador del idioma guaraní), esa de extraer la piedra filosofal de los fonemas guaraníes, entender el ser de la avaidad sondeando su lengua con esa ciencia incierta llamada etimología (Natalo le daba, por ej., un uso totalmente radical, lúdico, literario, derivando Curuzú de kurupi y no de cruz, que el moralista cientificista gua’u de Cadogan reprobaba con su severidad de origen calvinista. Hay más de un Cadogan durante la irrupción de Cromwell). Gómez Centurión es más cercano a Heidegger, esto sin querer exagerar el cotejo. Por su afán de alcanzar las esencias vía fonemas.

Entre los textos ensayísticos “Definición y ubicación del alma en el cuerpo, según la visión guaraní”, se nos presenta como un axioma irrefutable que el ayvu, la palabra, es la principal prueba de la existencia del alma. Allí aparecen una suerte de titanes guaraníes, los sin ombligo, los ipuru’ãeỹva’e. El pansiquismo o animismo guaraní concede alma tanto a humanos como a animales y hasta vegetales. Así, vemos que el oído, apysa, es en realidad un ojo interior que oye la interioridad guaraní. Los poemas tienen relación con los ensayos, por ej., “Akã”, Cabeza, puede ser considerado un poema didáctico-pedagógico, incluso biológico-médico. Apytu’ũ (seso, cerebro, asiento de la memoria y del pensamiento). Siguen más poemas anatómicos. “Apysa” (oído). “Apyngua” (fosas nasales). Pero súbitamente irrumpe un poema como “Mano” (morir). Bellamente epigrafiado como “La fruta de su cuerpo cae”. Y estos versos con sabor rilkeanos:

Pe ñeẽ te’ongue ohechauka

upe tete pe hi’ã ohejaha

tetekue yvyguype ho’a

ha hi’a tapia oikoveha

(Esa habla muerte nos muestra

allí mismo que a su fruto deja

bajo tierra caer como cadáver

y que renace otra vez su semilla)

Mi traducción es apenas un torpe intento de señalar hacia dónde dispara este gran poema metafísico (“Para el guaraní la muerte se levanta como habla”, “Pe mano guaranime guarã/ko tetégui ñande ayvu opu’a”), de ningún modo pretende fidelidad o precisión. Los poemas no traen versiones al español, vale recordar en este punto.

Sigue otro ensayo titulado “Toponimia guaraní que finaliza en la sexta vocal del alfabeto guaraní”.

Es imposible comentar uno a uno los textos, pero antes de terminar les dejo para abrir el apetito sus títulos al menos: Mbokaja (coco), poema. Guapo’y (árbol), poema. Juasy’y (arbusto), poema. Tajy Mbohapy (tres lapachos), poema. Ñemoamba, subtitulado “La ascensión al trono celestial sin perder el alma”, ensayo, donde me entero de los 12 Tupa Ru autocreados al igual que el Ñane Ramói Jusu primigenio. “Los adverbios de negación en los dialectos de la lengua guara”, ensayo. “Ñamandu Ñemoñare”, poema. “Guasu Kora”, poema a su vallemi. Aparecen también poemas sociales como “Tetãygua mba’e ko yvy paraguái”. “Lo femenino y lo masculino dentro del pensamiento guaraní”, ensayo. Allí pregunta: “¿Por qué se llama tamba el principal órgano reproductor femenino?” Su etimología de Kuña no es la popular y misógina “lengua del diablo” sino más ecológica-matricia, “cuerpo que da fruta, cuerpo que procrea”, igualmente apresando a la mujer en su función reproductora. “Tamba/amba. Ñane Ramói Jusu, Pa’i Kuara y Ñamandu primogénitos de ñande Ru, bajaron del cielo y luego volvieron a su amba, trono divino. El amba, sagrado a su vez, trono de la vida por excelencia es el útero de la mujer”.

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