Paranaländer se refiere a Martim Cererê (1928), obra poética del escritor y periodista brasileño Cassiano Ricardo (1894-1974), representante del movimiento modernista nacionalista. El libro entronca con la línea de recuperación o reapropiación literaria de entidades fantásticas de la mitología popular brasilera y de la leyenda amazónica.
Por: Paranaländer
“El hombre, ese animal suicida”
CR
Martim Cererê, el libro de los niños, de los poetas y los héroes, es también ese personaje mitológico del “Poranduba Amazonense” de Barboza Rodrigues, llamado Sacy Pererê, Matinta Pereira o Matinta Pereira da Silva, negrito de una sola pierna que persigue a los viajeros o les tiende celadas en el camino, un poco trickster, frecuentado en la literatura brasilera por Monteiro Lobato y, sobre todo, alcanzando ribetes simbólicos en el gran poema modernista del poeta paulista Cassiano Ricardo (1896-1975), editado en 1928 (uso para este texto la edición española de Ediciones Cultura Hispánica,1953, de Emilia Bernal y la 5ª edición brasilera de Companhia Editora Nacional, 1936).
Monteiro Lobato dijo del poema: “¡Qué maravilla! Es la primera gran flor de poesía que brotó de nuestra tierra” El libro entronca con la línea de recuperación o reapropiación literaria de entidades fantásticas de la mitología popular brasilera y de la leyenda amazónica como Macunaíma (1928) de Mario de Andrade (1893-1945) y Cobra Norato (1931) de Raul Bopp (1898-1984), cuya fuente primigenia es la obra del poeta y antropólogo decimonónico Antonio Gonçalves Dias (1823-1864). Por cierto, Pane cita a Gonçalves, si mi memoria memento no me falla, en la mujer guaraní.
El poema es tan frondoso como el ka’aguy hovy pero puedo decirles, amables lectores, que lo primero que me latigó, me sacó de mi mundito confortable y escolástico, me movió el piso, fue navegar entre sus versos pletóricos de palabras tupi, tan cercanos y hermanados con nuestro guaraní.
Una lista de palabras tupi del arsenal de Martim Cererê valdría toda una columna paranaländeriana:
Ipê, carahiba, boitatá, corrupira,coêma, pindorama, maracajá, maracás, arara, tamanduá, cururú, curumin, maracujá, uiára, jacaré, citatá, kangatara, pagé, poracé, anhangá, tanga, araxá, morubixaba, nheengassu, araponga, pitanga, caraguata, inambú, pixaim, pituna, anú, tuiassu, cauim, urucum, aguapé, cipó, mamangava, sucurujú, Guairá, caapóra, cunhá, muirakitans, sapé, carão, iapurú,Tupiretama, Jacy, guatambú…
El entierro del sol
Terminó la agonía
del día largo y azul.
Pusiéronle en las manos la Cruz del Sur.
¡Y el cielo todo se hinchó de sangre constelado,
como si un gran dios se hubiese suicidado!