Apocalypse Now no es solamente una obra maestra del cine bélico, no se reduce a un género, es una experiencia en la que se juega la propia vida, y sus referencias son infinitas y nacen en el teatro griego y en Hamlet, pasando por el poeta inglés T. S. Eliot, Herzog y La rama dorada de Frazer.
Por: Derian Passaglia
Subieron a Netflix Apocalypse Now Redux, una de las mejores películas jamás filmadas. Hay tres versiones de la película: la original, de 1979, la versión Redux que cuenta con el agregado de 49 minutos, y Apocalypse Now: Final Cut, la versión del director que se presentó el año pasado. Es de esas películas que no se hacen más. Francis Ford Coppola, su director, viajó a las islas Filipinas y estuvo dos años con su equipo filmando esta locura que es un descenso a los infiernos de los protagonistas. Mientras filmaban pasaron cosas, un montón de complicaciones. Grandes estrellas, como Al Pacino, Robert Redford, Steve McQueen o Jack Nicholson, se negaron a protagonizar la película por las condiciones precarias y extremas que tenían que vivirse en la isla. Al final fue Martin Sheen, que estuvo a punto de morir de paro cardíaco, fue llevado a un hospital en colectivo por fuertes dolores en el pecho y hasta un cura filipino le dio la extremaunción. Los helicópteros del ejército filipino que se usaron en la película, apenas terminadas las escenas, salían disparando a bombardear posiciones enemigas. Cuando Coppola presentó Apocalypse Now en Cannes dijo que no era una película sobre Vietnam, era Vietnam.
La película se basa en El corazón de las tinieblas, relato de Joseph Conrad. Pero en lo que Conrad era una historia de la colonización inglesa en el siglo XIX, en manos de Coppola se transforma en un viaje lisérgico y pop al fondo de la locura humana, ahí donde nunca va a llegar la razón. El horror que vive en el ser humano Coppola lo muestra en la guerra. Progresivamente, Apocalypse Now se va volviendo surrealista. El capitán Willard es enviado a una misión secreta al corazón de la jungla para encontrar y matar al coronel Kurtz, que desertó del ejército para crear su propio reino entre indios, soldados y un fotógrafo periodista que lo admira. Marlon Brando, que interpreta al coronel Kurtz, es una especie de dios y vive la guerra de acuerdo a sus propios códigos. A medida que se interna en la jungla, la realidad se desrealiza para el capitán Willard. Desde los árboles lo atacan con flechas de juguete. En el último puesto estadounidense, en una trinchera, antes de internarse a lo desconocido, el capitán Willard busca entre los soldados a la persona a cargo de la tropa.
-¿Sabes quién está a cargo? -pregunta el capitán.
-Sí -le dice un soldado que no parece muy sobrio y se va.
Hay un elemento irracional en el ser humano parece decirnos Coppola a través de Conrad, y ese hecho nos conecta con el mundo. Lo irracional puede ser cruel, como esos soldados que recuerda Marlon Brando en su monólogo final, que le cortaban los bracitos a los nenes y nenas de pueblos de Vietnam y los apilaban en un rincón, fríamente, sin sentir, sin amor ni dolor, cumplían su trabajo; y al mismo tiempo eran personas que amaban y tenían familia y amigos. ¿Cómo podía darse esa contradicción que atormentaba al coronel Kurtz? Si tuviera diez tropas de esas, aseguraba, se terminarían las guerras y conquistaría el mundo.
Apocalypse Now no es solamente una obra maestra del cine bélico, no se reduce a un género, es una experiencia en la que se juega la propia vida, y sus referencias son infinitas y nacen en el teatro griego y en Hamlet, pasando por el poeta inglés T. S. Eliot, Herzog y La rama dorada de Frazer. Coppola reelabora un mito que Frazer cuenta en las primeras páginas de su clásico de la antropología, que habla de cómo los seres humanos fundan sus sistemas de creencias de acuerdo a lugares y objetos.