Paranaländer presenta a Santôka (1882 – 1940), poeta de haiku japonés quien tuvo una vida trágica, marcada por el suicidio de su madre cuando era un niño, que lo conduce al alcoholismo y la depresión. Luego de su paso por un monasterio zen donde encontró refugio, se convierte en monje peregrino, siendo sus viajes el contexto en el cual redacta sus poemas.
Por: Paranaländer
Con Santôka el haiku adquirió el sello meditativo propio del budismo zen. Llegó a ser una de las tres artes más apreciadas en sus monasterios junto al tiro con arco y la caligrafía o la pintura sumi– e (aguada).
Shoichi Taneda (1882–1940), más conocido como Santôka, último célebre peregrino japonés, heredero de una larga tradición a la que pertenecieron Saigyô, Bashô, Issa, Rotsu, Sesshu, Ippen Shonin, Ryokan, Enku, y un largo etcétera.
En sus postreros diarios leemos: “No soy otra cosa que un monje errante. No hay nada que se pueda decir de mí excepto que soy un peregrino loco que ha gastado toda su vida de acá para allá, como las plantas que flotan en el agua que va discurriendo de una orilla a otra. Parece patético, pero he encontrado la felicidad en esta vida miserable y tranquila”.
El día antes de su muerte visitó a un amigo y le dijo: “Tengo proyectado un nuevo viaje. Mañana mismo me arrojaré una vez más en medio de la naturaleza”.
Ni siquiera los insectos
tienen de qué alimentarse…
¡Y van y se comen mis libros!
En Kumamoto por primera vez se somete a una cura de alcoholismo, pero con pocos resultados, porque su incesante necesidad de viajar le impide estar quieto mucho tiempo en ningún lugar. Sus amigos le compran en la prefectura de Yamaguchi un terreno en el que había frutales y una pequeña cabaña. En 1932 publica Hachi no ko, su primera colección de haikus. Entre 1932 y 1938 alterna su vida en la mencionada cabaña con viajes a Nagoya, Kyôto, Kobe y Hiroshima, y tres nuevas colecciones de sus haikus ven la luz. Una enfermedad que le aquejó durante uno de sus viajes en 1934, añadida a la extrema pobreza con la que vivía, le hacen contemplar de nuevo la idea del suicidio.
Libélula,
estoy en pelotas,
a ver dónde vas a posarte…
Su último gran viaje, esta vez de ocho meses, ya con cincuenta y dos años, siguiendo los pasos de Bashô –el gran maestro del haiku de todos los tiempos– tiene lugar por el célebre Oku no hosomichi. Después de visitar el Norte de Honshu, publica sus últimas dos colecciones de poesías, se hunde la cabaña que le regalaron sus amigos y conoce otras dos chozas como habitáculos hasta que en 1940 muere en compañía de sus amigos que habían acudido a celebrar junto a Santôka un certamen poético.
No tengo dinero, no tengo cosas,
No tengo dientes…
Estoy completamente solo
Su padre fue un rico propietario de tierras de Yamaguchi, mujeriego empedernido, que dilapidaba su fortuna con multitud de amantes, circunstancia que desencadenó finalmente el suicidio de su madre arrojándose a un pozo cuando Santôka contaba sólo once años. Este episodio jamás sería olvidado por el poeta que intentó durante toda su vida ahogar sus recuerdos en sake.
Yo no puedo renunciar al sake
Vuelven a brotar
árboles y hierbas
Su padre había vendido todas sus tierras y comprado una fábrica de sake que debería gestionar Santôka, negocio que fracasa. Dos años más tarde, el padre de Santôka piensa que una esposa le liberará del gusto desmedido por el sake, y arregla el matrimonio con Sakino Sato, mujer con la que tuvo una nefasta relación mientras estuvieron casados, y que, sin embargo, acabó siendo uno de sus más firmes apoyos cuando tomó la decisión de vivir como un monje errante. Santôka estuvo bajo la tutela literaria de Seisensui (1884–1976), el fundador de la Escuela de estilo libre de haiku (jiyuritsu), que revolucionó el mundo del haiku, y nuestro poeta llega a ser el editor de la revista literaria “Soun”. En Kumamoto, su esposa abrió una tienda de marcos que la mantendría económicamente hasta el final de sus días criando sola al hijo que tuvo con Santôka.
Se está quemando
un insecto
¡Qué dulce olor!
Fuentes: “For all my walking: free-verse haiku of Taneda Santoka with excerpts from his diaries” (2003) y El monje desnudo.100 haikus (2009).