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sábado, noviembre 23, 2024

Un cavernícola en una nave espacial: Joe Coleman

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Inspirado en los últimos sucesos penitenciarios, Paranaländer escribe sobre Joe Coleman, pintor, ilustrador y artista estadounidense, quien con su pincel de una sola cerda pudo plasmar cómics de crímenes verdaderos.

 

Atacado por el documental Netflix sobre Tacumbú y, sobre todo, por el humo y la sangre del amotinamiento en Tacumbú, en suma, tema carcelario, historias de criminales, caí en la cuenta que debo escribir sobre uno (el otro es, obvio, Robert Williams, sí, el que hizo la tapa de un disco noventero de la banda texana Butthole Surfers) de los dos de mis pintores favoritos de la América de Charles Manson (país del crimen por antonomasia): Joe Coleman, el pintor de una sola cerda.

De Picture-book (libro-pintura) lo califica Harold Schechter (autor de la The A to Z Encyclopedia of serial killers) o más sencillamente true-crime comic (comic de crímenes verdaderos) al parecer sería el género de este libro aparecido en Fantagraphics books en 2005, con elogios de Robert Crumb: “Muzzlers, guzzlers and good yeggs” (algo así como “Cazadores, bebedores y buenos ladrones”, mientras la versión brasilera del mismo año se tituló como “Sangue Ruim”). En realidad, se trata de una colección ilustrada de historias de época sobre marginales famosos editados previamente en la zine BLAB! (volúmenes 3,4, 5 y 7 de los años 1987,1988, 1991 y 1992). Son 4 historias, sobre Jack Black, Boxcar Bertha, Carl Panzram y Paul John Knowles.

Las historias están narradas como pequeñas autobiografías, un ejemplo del más conocido, Panzram, para que vean el tono del libro:

“En mi vida asesiné 21 seres humanos, practiqué millares de robos, incendios criminales y, por último, mas no menos importante, practiqué sodomía con más de 1000 seres humanos de sexo masculino”.

Otro ejemplo, es de Boxcar Bertha:

“Quise descubrir cómo era ser prostituta, mi primer cliente fue medio un shock; la docena siguiente de hombres fue bien fácil. Al final del día, había llegado a tener 40 clientes, 40 hombres ávidos de sexo que yo había dejado satisfechos”.

John Paul Knowles declara:

“Ellos no eran marginales, eran dioses antiguos, demonios del infierno vengándose por haber nacido en este planeta que más parece una herida llena de pus”.

Y, finalmente, Jack Black nos cuenta.

“Mirando para atrás, me parece que fui arrojado para allá y para acá como una hoja seca por los vientos del otoño, que al final se alojó en el rincón confortable de una cerca”.

*Joe Coleman nació en 1955, es pintor e ilustrador, usa pinceles de una sola cerda elaborados por él mismo. Vive en Nueva York, en su casa-estudio bautizado como Odditorium, un gabinete de curiosidades donde pasa el día vestido con uniforme de confederado de la Guerra Civil. Sus películas favoritas son: Planeta de vampiros (1965) de Mario Bava, Reto al destino (Odds Against Tomorrow 1959), de Robert Wise, The devils thumbs are ride (1947).

Sus músicos preferidos son. Eddie Noack, Red River Dave, Hasil Adkins, Charlie Feathers.

La dinamita es para él la última contribución de tecnología útil.

Sus santos modernos son: Tod Browning, Harry Houdini, Albert Fish, Adolf Wölfli, Carl Panzram, Charles Manson, Edgar Allan Poe, Hasil Adkins.

Sus pinturas para niños no siguen ningún patrón lógico y adulto.

 

 

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