Llama la atención que figuras notorias de la cultura abracen un revisionismo histórico ominoso, siniestro. Queda por saber si este culto a las muertes del marzo paraguayo es producto de un lapsus, del desatino reflexivo o una simple afirmación de la ignorancia.
Ante la crisis sanitaria que vive nuestro país, influencers de las redes sociales, intelectuales, periodistas y otros «formadores de opinión», salieron a reivindicar el marzo paraguayo del 99 como un emblema de resistencia ciudadana.
Sin memoria ni imaginación de futuro, nuestros grandes referentes de la sociedad civil proponen repetir una etapa oscura de la transición democrática, donde las asonadas militares acechaban, las facciones de la ANR se enfrentaban violentamente y el orden socioeconómico se encontraba en una crisis endémica.
Llama la atención que figuras notorias de la cultura abracen un revisionismo histórico ominoso, siniestro. Queda por saber si este culto a las muertes del marzo paraguayo es producto de un lapsus, del desatino reflexivo o simple afirmación de la ignorancia.
Como en el marzo paraguayo del 99, el internismo colorado de hoy es un realidad que se tiene que limitar al ámbito electoral y no permitir que afecte a la vida de la población. La ciudadanía no debería ser furgón de cola de estos enfrentamientos en curso.
Esto no significa negar que los problemas del pueblo son reales, que las necesidades crecen y muchas familias hoy padecen la inacción del Estado para castigar duramente la especulación que hacen las farmacéuticas con los insumos médicos.
También debe reconocerse, como afirmó la Dra. Leticia Pintos, directora de Terapias intensivas del Ministerio de Salud, que las inversiones del Estado en UTI son inéditas y están salvando miles de vidas de compatriotas.
Ante demandas históricas insatisfechas, el pueblo tiene derecho y razón en manifestarse. Sin embargo, no tiene justificación usar como bandera de protesta un hecho del pasado teñido de sangre, violencia, luto, sectarismo, en el que la ciudadanía y el pueblo movilizado jugaron un papel marginal.