Paranaländer escribe hoy sobre el militar, diplomático y magistrado paraguayo, Gregorio Benites (1834-1909), quien durante muchos años mantuvo una fluida correspondencia con el destacado personaje argentino Juan Bautista Alberdi.
Por: Paranaländer.
Gregorio Benites (nacido y muerto en Villarrica en 1834-1909) fue militar (escribiente del Ministerio de Guerra y Marina a cargo de Solano López, quien le dio acceso a su biblioteca particular), diplomático (secretario de Legación en Gran Bretaña y Francia, bajo la jefatura de Carlos Calvo primero y, luego, de Cándido Bareiro), magistrado judicial (Presidente del Superior Tribunal de Justicia durante el gobierno del Gral. Escobar y Fiscal General del Estado durante el gobierno de Egusquiza), Miembro del Poder legislativo, periodista, político colorado e historiador.
Sobre el Mariscal dijo: era un hombre suficientemente ilustrado, de inteligencia nada común, que quería a su país, que estaba listo a sacrificarse por él, que tenía fuerza moral inquebrantable. Entre sus defectos consigna la impericia militar.
Sobre Bareiro: la desastrosa conducta en el desempeño de sus delicadas funciones fue el factor principal de la catástrofe del 1° de marzo de 1870.
Sobre Jovellanos dijo: un hombre decente, de intenciones sanas y patrióticas, bueno y honorable aunque de carácter débil y vividor.
Sobre Juan Bautista Gill escribió un folleto “Las imposturas de Juan Bautista Gill”, quien siendo ministro de hacienda de Jovellanos lo había mandado apresar, torturar, desterrar y saquear su casa. En 1906 aparecieron los dos tomos de su “Anales Diplomático” y “Militar de la Guerra del Paraguay”. Del mismo año es su “La revolución de Mayo”. Terminó pobre y ciego, muriendo en el olvido. O’Leary lamentó que el país no se llenara de crespones el día de su muerte y que el pabellón nacional, que se enlutó a la muerte de Mitre (¡!), no flameara a media asta.
Dos libritos permanecieron inéditos: “Guerra del Paraguay. Las primeras batallas contra la Triple Alianza” (1919). El otro, recién editado en 2002, es “Misión en Europa 1872-1874”.
Juan Bautista Alberdi, exiliado en París, y muy cercano a la causa paraguaya durante la Guerra Guasu, fue su corresponsal de un epistolario de casi 20 años, editado en 2011 por la Academia de Historia del Paraguay y la Universidad Nacional de San Martín, titulado “Epistolario inédito (1864-1883) Juan Bautista Alberdi-Gregorio Benites”, 3 tomos. Edición crítica de Élida Lois y Lucila Pagliai. Estudios históricos de Liliana Brezzo y Ricardo Scavone Yegros. Alberdi incluso llegó a apadrinar a uno de sus hijos.
Los editores nos cuentan que la letra de Benites es de mayor tamaño, de muy legibilidad con escasas tachaduras y reescrituras mientras que de la escritura del tucumano precisan que es de un ritmo singularmente apresurado, el trazado irregular de su letra pequeña, angulosa y extendida, se sincopa habitualmente, en tanto el manejo abigarrado del espacio suele conducir a la ocupación de los márgenes con agregados escritos verticalmente. Ya ridiculizada por Sarmiento, relacionando la mala letra con la mala crianza y el egoísmo. Para Alberdi sonará esa condena del pedagogo una zoncerita, al lado de lo que a sus oídos habían llegado antes: que dos veces Sarmiento lo quería mandar matar, primero por criticar sus escritos, segundo por su supuesta traición a la patria defendiendo a los bárbaros indios paraguayos (indios con ferrocarril, por cierto).
Son 800 cartas inéditas (340 de Alberdi y 490 de Benites), escritas entre 1864 y 1883, depositadas en la Fundación Furt y parte en Archivo General de la Nación Argentina (la mitad restante de las remitidas por Benites a Alberdi), y en la Biblioteca Nacional (colección O’Leary) y la Academia de Historia (colección Eladio Velázquez) las de Alberdi remitidas a Benites.
En 1984, por la conmemoración del centenario de la muerte de Alberdi, se realizó una Semana de Homenajes a Alberdi, con la presencia de Etelvina Furt de Rodríguez, con una exposición de documentos, en la Casa Argentina de Asunción. En el acto de clausura, la Furt entregó copias de los documentos exhibidos a la Academia de Historia, cuyo director era entonces Hipólito Sánchez Quell. La nieta de Gregorio Benites, Susana Elizeche de Codas, dirigió a la orquesta de cámara que interpretó obras musicales de Alberdi.