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viernes, noviembre 22, 2024

Pensamientos de Tibor Déry

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Paranaländer coteja la solapa de una novela húngara con un recorte de diario Patria, de 1967, en que se trata de la prisión del autor de la novela.

 

Por: Paranaländer.

“Escribo para fastidiar a la humanidad”

 

“La falda la rodeaba como la sintaxis de una frase bien compuesta”.

“Pero, ¿es que hay algún mérito en trabajar? Y si lo hay, ¿cuál es? Aparte que pocas veces alegraba mi alma una frase bien hecha. Y después de cincuenta y pico de años de trabajo resultaba ridículo. Y provocaba llanto”.

“A eso se refiere Stendhal cuando afirmaba aburrirse de sus propios pensamientos”.

“A veces pienso en mi labor -de escritor- como en el deseo de construir una pirámide egipcia empezando por la cúspide para terminar en la base. Y detrás de mí, en el pasado y a mi alrededor, miles y miles de construcciones igualmente imposibles, montones de inmensas pirámides colocadas al revés en medio de una muchedumbre sin sentido: en un desierto donde el espejismo pone cabeza abajo todo el sentido del trabajo humano. ¡Imaginadlo! Y después el castigo, el infierno, los chillidos”.

El diario Patria de 1967 trae una noticia sobre Tibor Déry, de alguna manera contradice la solapa biográfica que trae Noguer de su novela “Querido suegro” (1976):

VARIOS AUTORES FRANCESES SOLICITAN CLEMENCIA POR AUTOR HUNGARO. Ochenta distinguidos escritores franceses, incluyendo a François Mauriac y André Maurois, han dirigido un llamamiento al primer ministro de Hungría, Ferenc Münnich, pidiendo que muestre clemencia a favor del anciano y achacoso autor húngaro Tibor Déry, que fue condenado a 9 años de cárcel por su colaboración en el movimiento de 1956”.

“Sabemos que con la literatura -y no solo con las mujeres- la rutina reemplaza a la inspiración, hasta que la primera llega a convertirse en la segunda. Como dije, esos tiempos pasaron, y comenzaban los de mostrarse desdeñoso y, aún más, los de las tres negaciones. Ahora escribo si tengo ganas. La fuerza de la vejez reside en la negativa…”

“Sabemos que cuando una frase, una frase que quiere comunicar algo excepcionalmente difícil, se logra al primer intento, es inútil encaminarla, cambiarla de dirección. Uno corrige, pule, si tiene habilidad manual, pero la frase se resiste. Agotamos los esfuerzos, pero en vano. Lo intentamos desde otro punto, pero tampoco logramos nuestro propósito. Y en esa fatiga nuestra no nos percatamos de que hemos iniciado la marcha por un camino falso, hacia un objeto no deseado. No hay nada que decir, no es nuestra frase”.

*Tibor Déry nació en Budapest en 1894.  Después del fracaso de la Coluna húngara de 1919, se vio obligado a emigrar de su país y pasó largos años en Austria, Alemania, Francia e Italia. De regreso a Hungría en 1928, comenzó a escribir tres años más tarde el primer volumen de su trilogía: “La frase inacabada”, que no publicaría hasta 1946. Detenido en 1957 por actividades políticas, fue amnistiado en 1960. Ha publicado diversas obras de carácter romántico y un libro de memorias. Murió en Budapest en 1977.

 

 

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