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lunes, noviembre 25, 2024

Confesiones de un rockero que baila

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Paranaländer recibe mail del DJ Mickey (se sospecha que detrás de este alias se encuentra Fernando Colmán), informando desde los alcantarillados del submundo musical en boga.

 

Por: Paranaländer.

 

Me fascina el rock psicodélico de los 60, las performances multimillonarias de Pink Floyd para crear espectáculos a los que nunca tendremos acceso. La lírica de Uriah Heep (que considero más interesante que sus coetáneos). Escuché mucho tiempo canciones de crossover, llegué a pintar parches de bandas de thrash, punk, hardcore. Tengo reliquias de The Smiths, Yes, Helloween y un sobre con entradas de muchos conciertos. Pero.

Hace un tiempo que escucho L-Gante, Snow Tha Product y otros, gracias al fenómeno Bizarrap, hace mucho que pienso que Bad Bunny es un artista genial, aunque me cueste procesar que va a hacer una collab con Gorillaz.

Alguna vez un amigo cerca de Absoluto Rock, me dijo que jamás escucharía a Michael Jackson, estaba sonando «Beat It» en un copetín sobre Yegros, y le pregunté si sabía quién tocaba ese riff, Van Halen, le dije, y solo miró hacia otro lado.

También leí unos ensayos que hablaban de que el «white pop», en la escena de Manchester estaba en contra de todo lo afro y bailable. Claro, ellos eran super «racionales», y veían a Morrissey como un sumo pontífice casi anglicano que pretendía decapitar a la Thatcher mientras bombardeaba las Malvinas. El ensayo también habla de las ideas ortodoxas que profesaba, mucha gente me dijo que ya no lo escucha por racista.

Hay personas que detestan la frase de Bersuit: «El rock tiene envidia de la cumbia», una amiga me dijo que la cumbia ni siquiera figura en la historia del rock. ¿Y los ritmos afros, bailables? Incluso Rolling Stone llegó a curtir músicas rituales. The Beatles se influenciaron en PARANÁ, lo llamaban «Paranoia Paraguay». ¡Un amigo me dijo que el rock paraguayo prácticamente no existe! Salvo el trabajo de Iodi.

Alguna vez casi me desmayé al ver al mejor frontman que pude ver en mi vida; Steven Tyler, su talento no era solamente cantar «Dream On», sino bailar sobre el escenario, sin un diente y con el ojo morado.

Hay personas que aseguran que la música bailable es inmoral, que los que exhiben el «bling bling» son detestables, pero no lo son Twisted Sister, Kiss, Till Lindemann u otras bandas que fueron aún más explícitas.

Motörhead tiene una canción que se escribió casi a la par de lo que ocurría en la escena de México. «Pude ver la forma del mundo, ya no creo una sola palabra», pero Bronco dice: «Tiene patas de oro y de papel». Ambas son expresiones poéticas, en distintos planos.

Ni hablar de quienes dicen que es basura, escuchar a alguien que profesa inmoralidad. Como si la historia del rock no estuviera plagada de buenas y educadas prácticas.

Bailen amigos y amigas. Sean felices, no tengan miedo de mover el cuerpo con una remera de Ramones, total. No hay ningún pecado en hacerlo. Bailar ayuda a liberar situaciones traumáticas, según me dijeron, pero de eso hablaremos en otro momento.

 

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