Derian Passaglia escribe sobre Santiago Ariel Barrionuevo, cantante y compositor argentino, conocido como figura central de la banda de rock «El mató un policía motorizado».
A Santiago Motorizado lo sigo desde El mató un policía motorizado, allá cuando empezaban las primeras bandas indies a principios de los dosmil. Alto kirchnerismo, el Konex, Salón Pueyrredón y fiestas en oscuras pocilgas rústicas de Villa Crespo o Chacarita… La vida era entonces hermosa, el futuro incierto y los únicos problemas eran cuando nos sacábamos menos de ocho en las materias de la facultad. El mató fue la banda de sonido de la generación que resurgió de las cenizas post crisis.
Todavía no sacó su primer disco solista, pero sí compuso dos bandas de sonidos: La muerte no existe y el amor tampoco (2019) y Canciones sobre una casa, cuatro amigos y un perro (2021), que puso música al reestreno de la serie Okupas para Netflix. Éste último, justamente, es el disco que no puedo dejar de escuchar hace varias semanas. El disco es tan personal que funciona como su primer disco solista, como su entrada al mundo de la tradición nacional en géneros populares.
Los críticos hablan de la consolidación de Santiago Motorizado. Más bien, parece haber desbloqueado un nivel ajeno a su universo de rock independiente, punk y guitarras eléctricas. La influencia principal en la creación del disco no proviene de la música sino de un arte totalmente distinto que lo corre del eje y le da una libertad inédita. Como Charly García con Alicia en el país de las maravillas, como Fito Páez con Thelma y Louise o Bestia Bebé con Rocky Balboa y el Bruce Willis de Duro de matar, Santiago Corazón (ese es su arroba de Twitter) le canta a las cosas con las que crecimos.
Es un sentimiento muy millennial: una nostalgia que proviene de la cultura mediática, definida por los programas, los héroes de cine, cierta estética que solo pudo haber pasado en un tiempo y un lugar determinado, en la infancia, la juventud o la decadencia. Este sentimiento, asociado a la nostalgia y la libertad, le permitió a Santiago Motorizado experimentar con ritmos que ni él mismo se hubiera imaginado, como la cumbia, el folklore y el tango, cantando al lado de artistas invitados que parecían muy alejados de su música como Vicentico o su propio padre y hermano, en uno de los mejores temas del disco: “Un día no vas a estar”.