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viernes, noviembre 22, 2024

Mencken, el W.C. Fields del periodismo

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Paranaländer pone en escena hoy a uno de sus modelos de escritura insobornable y polémica, H.L. Mencken (1880-1956), autor que nunca retrocedió ante ninguna investidura o superstición para asestar con puntería sanguinaria su dardo feliz.

 

Por: Paranaländer.

 

H.L. (Henry Louis) Mencken, reportero, crítico, columnista, editor, polemista, escritor, filólogo, humorista norteamericano nacido en Baltimore (al igual que Billie Holiday), Maryland, en 1880, y muerto en 1956 (8 años después de quedar imposibilitado para leer y escribir a causa de un derrame, situación compensada por Beethoven y Johnny Walker).

Su padre, un próspero comerciante alemán de cigarros, le regaló una impresora manual cuando tenía 9 años. Al terminar a los 18 años el colegio, entró a la redacción del Morning Baltimore. Su primera cobertura: un ahorcamiento. En 1906 se cambió al Evening Sun (Baltimore), donde realizaría la mayor parte de su carrera de periodista.

Los años 20 no fueron los años del jazz tal como lo definiera Fitzgerald, fueron los años de la era de Mencken. “El más poderoso ciudadano privado de América hoy en día”, sentenciaba New York Times en 1926. Ningún otro periodista de los EE. UU, antes o después de él, fue tan leído con un temor sádico y con tanta adoración masoquista. Su enemigo número uno era el boobus americanus, es decir, ese típico mentecato que él veía en el hombre de la calle, esclavizado por supersticiones, clichés y miedos.

Mencken enterró a innúmeros figurones de la literatura. Desconfiaba de D.H. Lawrence y Henry James, rebajó prácticamente toda la poesía a 2ª división, despreció olímpicamente la pintura, el cine y la canción popular. Por otro lado, reveló y consolidó, apoyándolos, a figuras desconocidas o subestimadas como Conrad, Dorothy Parker, Joyce (a pesar de ser alérgico a los experimentalismos).

Fundó, con un amigo, Black Mask en 1920, una pulp magazine que terminaría vendiendo seis meses después para salvar su revista Smart Set. Años después, Black Mask revelaría a Dashiell Hammett y Raymond Chandler (los padres del noir americano de todos los tiempos).

En 1925 defendió con telegramas diarios al profesor John Thomas Scopes, acusado en Dayton (Tennessee) de violar una ley estatal que prohibía la enseñanza de cualquier teoría sobre la creación del hombre que no fuese la de la Biblia. Scopes fue condenado, pero con una ridícula multa de 100 dólares que saldó Sun. En 1960, este caso se volvió una película de Stankey Kramer, “El viento será tu herencia” (Inherit the wind), con Spencer Tracy como el abogado de Scopes y un miscast Gene Kelly como Mencken. La ley sería revocada recién en el año 1967.

Mencken fue declarado persona non grata en el estado de Arkansas, por un artículo donde trataba a los nativos de ese estado como ignorantes por su desprecio de las bellas artes.

Los escritores de la época lo incluían directa o indirectamente en sus obras. Sinclair Lewis se inspiró en él, según confesión expresa, para escribir Babbitt, Main Street y Elmer Gantry. En Fiesta, Hemingway hace decir a su narrador: “Quien determina lo que los jóvenes gustan o no es Mencken”. Mencken, por cierto, no gustaba de Hemingway, a quien consideraba un pastel de diálogos. Y fue Mencken en quien Anita Loos pensaba al escribir en 1925, la devastadora sátira de la burrez masculina “Los caballeros las prefieren rubias”. Ella no entendía cómo hombre con una cabeza como la de Mencken vivía corriendo detrás de rubias idiotas como Lorelei Lee, cuando podría estar perfectamente casado con ella. Mencken, que la consideraba su mascota, ayudó a la publicación de la novela y que terminará en manos de Joyce. Mencken siguió prefiriendo a las rubias y Anita se hizo famosa.

Mencken, aristócrata del celibato, se casó en 1930, a la edad de 50 años con Sara Haardt. Sara, tuberculosa, solo vivió unos 5 años más.

Entre sus pocos escritores admirados estaban George Bernard Shaw, Poe (“el más potente y original de los americanos”), Bierce (“Diccionario del diablo contiene algunos de los más brillantes witticismos en lengua inglesa”) y Mark Twain (“quien tuvo la visión más clara de la vida”). Para algunos Mencken fu el primer dictador literario de USA. Edmund Wilson lo catalogaba como crítico social, comparándolo a Marx. Comparación canalla de Wilson, sabiendo que Mencken era antimarxista furibundo.

Mencken, que se jactaba de nunca haber elogiado a un presidente americano, tomó como causa particular su ataque de Franklin Roosevelt (lo que costará al final su backlash): “Si él considerara que convertirse al canibalismo podría rendirle votos, mandaría engordar a un misionero en el patio de la Casa Blanca”. “Un demagogo prometiendo transformar los EE. UU en una vaca lechera con 125 millones de tetas”. A partir del post-crack del 29, los ataques de Mencken a Roosevelt fueron considerados reaccionarios.

 

Fuente: O Livro dos Insultos, Mencken, 1988, Companhia das letras, 1988

La Herencia del Viento el juicio del mono – YouTube

 

 

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