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sábado, noviembre 23, 2024

El libro de los vagabundos

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Paranaländer, lengua o trujimán frustrado, se maravilla ante el “Libro de los vagabundos” alemán del 1500, paladeando su jerga pícara.

 

Por: Paranaländer.

 

El hecho de que Lutero escribiera el prefacio del “Liber vagatorum” y lo editara le da a la vez cierto grado de importancia y despierta la curiosidad del estudiante.

Liber vagatorum fue probablemente escrito alrededor de 1509.

Nada se sabe del autor.

Aparte de eso, se dice que fue escrito por alguien que se hacía llamar Reverend Magister, nomine expertus in truffis (Reverendo Maestro, nombrado experto en frivolidades).

Tenía habilidad en la picardía, en la lengua o jerga de vagabundos.

Como observa Lutero, «el librito lo prueba muy bien, aunque él no se había dado a sí mismo tal nombre».

La primera edición se hizo en Augsburgo 1514-1515 por Erhart Öglin u Ocellus.

La edición de 1529 de Wittemberg contiene el prefacio de Lutero.

En 1517-1518 apareció una versión métrica del “Liber vagatorum”, de 838 versos, escrita por Pamphilus Gengenbach, que incluía un vocabulario de jerga de mendigos.

La edición inglesa (que usamos para escribir esta columna) es de John Camden Hotten, Piccadilly, 1860.

Aunque Karl Godecke ha afirmado que la versión poética de Gengenbach precedió al relato en prosa menor, es imposible, al examinar las dos publicaciones, estar de acuerdo con él en este punto.

El objeto de Lutero al colocar su nombre en el librito: vio que los frailes, los mendigos y los judíos devoraban su país, y pensó que una descripción gráfica de las diversas órdenes de vagabundos, junto con una lista de sus palabras secretas o jergas, editada bajo la autoridad de su nombre, pondría a la gente en guardia y ayudaría a suprimir esa miserable situación.

En la página 204 del “William’s Lectures on Eclessiastical History” (impreso privadamente para uso de los estudiantes de St. Begh’s College), aparece -como nota a pie de página- un poema satírico en que cada columna es un acróstico del nombre Martinvs Luthervs, formando 80 epítetos difamatorios.

La jerga de la época, por lo tanto, no era desconocida para Lutero.

El Rothwelsch sprache era lenguaje o jerga utilizado por estos vagabundos.

En su configuración de diversas fuentes lingüísticas, el hebreo parece ser un elemento principal. Otro, la de los gitanos.

“La nave de lo locos” del humanista y satírico Sebastian Brandt puede ser otra fuente (por su viva descripción de mendigos y vagabundos), pues pertenece al mismo periodo (1500) e incluso a la misma zona geográfica, la Universidad de Basilea (donde estudio Brandt a pesar de ser hijo de un simple posadero).

Entre las palabras del vocabulario, elegimos las siguientes, por su belleza y travesura:

Dotsch, vulva, se supone que deriva o procede del alemán tasch, bolsillo. Las palabras bávaras dotsch, dost, dosten, aún significan vulva (1860).

Joham, vino. Del hebreo, yah-yin, vino.

Klingen: lira, Tal vez uno que toca la lira, del alemán klingen, fundar, klingeln, tintinear.

 

 

 

 

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