«El terror europeo se diferencia del americano porque no suele construir argumentos sólidos y se deja llevar por las imágenes». Por: Derian Passaglia
En algún punto, Noruega es parecido a los países sudamericanos más australes, como Chile o Argentina. Están alejados del mundo, perdidos, y esa posición permite que desarrollen una visión global sobre la cultura del mundo: se pueden apropiar de todas las tradiciones porque ninguna y todas les pertenecen. Karl Ove Knausgard cuenta que a su saga de novelas Mi lucha tenía pensado ponerle como título Argentina, porque es un país del que no sabía nada. En el International Superstar Soccer Deleuxe del Sega jugaba siempre, sin ninguna razón en particular, con el seleccionado de Noruega.
La película The innocents, dirigida por Eskil Vogt, se estrenó en el 2021. Trata de una familia tipo de clase media noruega que se muda a una casa en un barrio tranquilo, de edificios, rodeado por bosques. Si pasa en Noruega, uno imagina que no podrían faltar bosques, y los bosques no faltan. Da la impresión que es un barrio alejado del centro, hay autopistas, plazas, una canchita de fútbol de cemento y una laguna. La familia se compone de una madre, un padre y dos hijas chiquitas, todos rubios. La hija más grande padece de alguna discapacidad porque no habla, tiene la mirada en cualquier parte, aplaude sin motivo aparente. Pertenecen a la clase media de una sociedad europea del primer mundo en una ciudad de provincia.
Se inscribe en el género de terror. El terror europeo se diferencia del americano porque no suele construir argumentos sólidos y se deja llevar por las imágenes. Es un terror frío, sin emociones, como si los personajes no fueran humanos. Apelan siempre a la crueldad para generar miedo. La hija más chica de la familia, como sabe que su hermana no va a poder decir nada, le pone astillas de vidrio en las zapatillas. Las medias de la hija más grande, que parece sufrir una especie de autismo, camina por la casa con las medias ensangrentadas y la madre se escandaliza. Esa escena no se explica en ningún momento. No conocemos los motivos por los cuales los personajes actúan así.
La trama da un giro cuando se introducen un par de chicos más a la trama. Son dos vecinitos. Una nena y un nene. Parecen inmigrantes, tienen el color de piel de una aceituna, el pelo duro o enrulado. Estos chicos inmigrantes tienen poderes: la nena se puede comunicar con la hija más grande, la autista, por medio de la mente, y el nene puede mover cosas y meterse en la cabeza de las personas hasta transformarles el pensamiento. Al principio son amigos, van al bosque y mueven cosas con la mente, pero en el transcurso de la película la trama se enreda, el nene usas sus poderes hasta para matar, y las dos hijas de la familia noruega intentan frenarlo sin que se enteren sus padres. En The innocents, los villanos y poderosos son inmigrantes; las víctimas, los locales.