Paranaländer canta sotto voce en el uber las chansons del escritor maldito Céline, cuya propia escritura sabemos ya es una perpetua canción sublimada no mera prosa pesada.
Por: Paranaländer
Céline (1894-1961) escribió dos chanson, las dos registradas en la SACEM (Sociedad de Autores Compositores y Editores de Música). “Á noeud coulant” (El nudo corredizo), data del 10 de octubre de 1936; “Réglement” (Reglamento), del 21 de mayo de 1937. La letra de la primera reza:
Viva Katinka la puta
a quien no le gusta la mañana
¡En el amanecer gris! Rompe el grano
No mi fiel corazón ni las rosas.
Estribillo
¡Sip! ¡Profundizar! ¡Yop! ¡Te Deum!
¡A la gran verga el hombrecito!
¡Cada gaviota en su madurez!
¡Un nudo corredizo! Cara de baba
Cuando Katinka quede jorobada
Iremos a ver las ciudadelas
A fuerza de prestar su culo
La campana tres veces más gruesa que ella.
Con la que nos masturbamos todas las mañanas
Para levantar a todas las putas
Gran batalla pequeño botín
¡De Irlanda a los Dardanelos!
(244) Louis-Ferdinand Céline – À Nœud Coulant – YouTube
Céline vivió en el Passage Choiseul, que es donde Offenbach abrió su teatro dedicado a la ópera cómica, Les Bouffes Parisiens. Sus padres le dieron una educación musical, lecciones de piano. Luego pasó por la escuela, el ejército y la guerra, estudios de medicina… cada uno con una tradición diferente pero fuerte de canto, canciones militares, canciones de batalla, canciones de fusil… También tiene gusto por los lugares de placer, cabarets, salones de baile y otros menos recomendables, que desarrollará en Londres en su juventud, pero también más tarde en sus amistades con personas que suelen vincularse con la canción: Mahé por ejemplo, que fue el decorador del Balajo, rue de Lappe, luego del Moulin Rouge, o Arletty, que es tanto cantante como actriz. Por último, no hay que olvidar Montmartre, donde pasó gran parte de su vida, y que es un lugar profundamente ligado a la canción.
Su estilo se ve influido por la escritura musical, su ritmo, su puntuación. Opone la prosa pesada y repetitiva de ciertos novelistas (los naturalistas, Romain Rolland, Jules Romains, etc., e incluso Proust y Joyce) a esta forma viva y enérgica. Respondió en 1949 sobre una posible comparación con Joyce: «Yo no soy un qué me jodan. ¡Hago canciones!” En “Bagatelles por una masacre” (1938): «Daría todos los Prousts de la tierra y otro más por ‘Brigadier tienes razón», por dos canciones de Aristide»… «Brigadier, tienes razón» es una canción de Gustave Nadaud, «Aristide» designa a Aristide Bruant, el famoso cantante de Montmartre. Muy a menudo, cuando Céline quiere desacreditar a uno de sus contemporáneos, utiliza este argumento. El canto es realmente para él un arma estética: los otros no cantan, no saben hacer cantar el lenguaje, él puede. En casi todas las novelas de Céline hay alusiones explícitas a las grandes óperas del repertorio: Massenet, Charpentier, Bizet. Con reposiciones, a menudo paródicas de personajes, de escenas, de situaciones. En “Banda de Guignol” (1943), la alusión aporta no sólo un personaje (llamado Carmen) sino toda la descripción de su llegada, a la manera de una entrada operística:
“Ahí viene, Carmen la anunciada, ¡trepa!… olfatea… escupe… escupe… (…) Agarrada a ella, repiquetea en la barandilla…” Nótese como la palabra «gatear» puede, muy sutilmente, para designar tanto una barandilla como el proscenio de la ópera. A lo largo de varias páginas, Céline reescribe la ópera de Bizet.
“Cantar es natural, hablar se aprende”. La escritura «se desprende de la prosa para encaminarse hacia la música”. «Todo lo que no canta es una mierda». “Mis libros son canciones de ninguna manera PROSA». Elogio del jazz en el prefacio de “Band de Guignol”, donde tiene incluso un valor de arte poético moderno, deslumbrante, sobrecogedor: “El jazz ha derrocado al vals. ¡Escribirás telegráfico o no escribirás nada!” En ciertos son las canciones africanas las que sirven como modelo estético. Las evocaciones extraordinariamente líricas de las vocalizaciones camerunesas en “Fantasía para otra ocasión” (1952).
Declaró que sabe cantar pigmeo o paouin: «Aquí puedo cantar paouin… ¡todavía puedo!… «Ding… a! boué!… et sao!.. . a!… boué!…» ¡Funciona, te digo!…». Para Céline la música no es un lenguaje universal. Habla la particularidad de una cultura.
Fuente: “Céline et la chanson” Michaël Ferrier, 2004