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viernes, noviembre 22, 2024

Los desafíos de la oposición ante la ANR para el 2023

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La posibilidad de un frente opositor unificado contra el coloradismo tiene grandes desafíos a superar, desde el ego de sus principales líderes hasta profundos desacuerdos ideológicos.

La posibilidad de una alternancia política en 2023 requiere de dos condiciones indispensables: división interna de la ANR y unidad total de las fuerzas opositoras. Dicho así, suena a una verdad casi de Perogrullo. Sin embargo, la realidad política a veces desafía a lo que se da por sentado.

En efecto, la coyuntura presente muestra a las fuerzas en pugna en una situación diferente a la prevista. 

Por un lado, se están desarrollando unas internas coloradas de alto voltaje, al menos en el plano verbal, entre movimientos internos. Por otro lado, la oposición sigue sin encontrar la fórmula para evitar terceras candidaturas beneficiosas a la ANR.

Además, no se avizoran en el horizonte figuras capaces de provocar fugas en el electorado colorado, como lo hicieron en su momento Fernando Lugo y Lino Oviedo. Quizás Euclides Acevedo es lo más aproximado a dicha carta.

Así, la más perjudicada en esta ecuación es la oposición, ya que el coloradismo mal que mal cuenta con un mecanismo bien institucionalizado de resolución de sus disputas internas. Si el resultado de las internas es claro en favor de uno de los candidatos, el abrazo republicano será imparable.

La idea de una concertación bajo el paraguas del PLRA se muestra cada vez más lejos, como lo reconoció la diputada Kattya González en un reciente programa televisivo. Esto último fue confirmado por Guillermo Ferreiro, actual presidente de maletín del PRF, otrora protagonista de la vida política nacional.

En este sentido, la oposición enfrenta desafíos de gran magnitud para un 2023 que en los papeles parece favorable, ya que a la ANR le tocó ser gobierno en uno de los momentos más difíciles de la historia paraguaya: sequías históricas, pandemia y dos juicios políticos fallidos.

Uno de los primeros desafíos consiste en bajar los arrebatos de sus polos minoritarios e intensos: Frente Guasu y Patria Querida. Más allá de sus diferencias ideológicas, estas dos fuerzas tienen en común una deriva identitaria del discurso político. Están cómodos con un discurso de nicho; si alguna vez tuvieron aspiraciones hegemónicas, hoy apuestan exclusivamente a fidelizar a los ya conversos, al núcleo duro de los propios.

Otro de los desafíos es contener los arranques egocéntricos de la farándula opositora: Kattya González, Payo Cubas, Soledad Núñez, Carlitos Rejala y derivados. Estos elementos de la política nacional son refractarios a la disciplina política necesaria para derrotar a una fuerza política de alto grado de institucionalización como lo es la ANR. Hacen política usando el termómetro esquizofrénico de las redes sociales y las opiniones previsibles del periodismo mainstream.

Finalmente, un desafío no menor, quizás el de mayor importancia, será vencer la tentación que proporcionan los cuantiosos incentivos económicos que el cartismo y otros empresarios ligados a la ANR harán circular con el fin de fracturar a la oposición. Dentro del PLRA y fuera del mismo existen figuras que dependen exclusivamente de estos recursos para renovar sus espacios de poder.

El camino hacia el 2023 es todavía largo y depara con seguridad varios imprevistos. Si la oposición quiere capitalizar el desgaste natural del partido de Gobierno, tendrá que dar pasos firmes en un proyecto electoral competitivo, unificado, disciplinado y fuerte territorialmente. Por el momento, estos propósitos siguen fuertemente alejados de la realidad.

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