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sábado, noviembre 23, 2024

Flores becario de Morínigo

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Paranaländer queda en posición offside al leer en las fascinantes memorias de Agustín Barboza que la imagen de Flores como víctima asidua de presidentes militares no era tal cual.

 

Por: Paranaländer.

 

Miguel Acevedo fue becado por el gobierno de Schaerer, a quien, sin embargo, caricaturizó en la revista porteña PBT.

Barrett fue empleado de la Oficina de Estadísticas, al parecer gracias a los buenos oficios de su amigo Modesto Guggiari, según cuenta Hérib Campos Cervera padre (“Hérib Campos Cervera padre. Novecentista olvidado”, Luis María Martines/Estruc/Amaral,2006).

Sobre otros artistas y escritores y sus relaciones con el poder va esta columna.

Por ejemplo, Agustín Barboza fue becado en 1944 hasta febrero de 1945 por Morínigo para estudiar en Rio de Janeiro (la beca exigua de 900 cruzeiros mensuales le cubría apenitas alojamiento y alimentación).

Con respecto a José Asunción Flores, sucede una historia llamativa por contradictoria.

El autor de la guarania generalmente es pintado como un artista que, por su compromiso con ideas comunistas (se lo ve ciertamente en la famosa foto de grupo junto a Oscar Creydt, luego Secretario General del PCP), siempre fue víctima de persecuciones políticas por el gobierno de Stroessner.

Pero hojeando esa auténtica enciclopedia del esplendor de la cultura (no solo de la música como dice el ávaro Helo Vera) paraguaya del siglo XX, se descubren detalles de Flores antes del estronismo que lo relacionan igualmente con dos presidentes militares paraguayos: Coronel Franco y Gral. Morínigo. Fue funcionario del primero y becario e invitado especial del segundo. Suponemos, entonces, que aún no se había convertido a la religión comunista, pues como se sabe, esos dos gobiernos son célebres por su proscripción inapelable del partido comunista paraguayo.

José Asunción Flores fue “llamado por sus amigos para hacerse cargo de una institución oficial destinada a difundir la música popular”. Es decir, fue funcionario Febrerista.

“A poco más de un año de su partida, el maestro Flores regresó a Buenos Aires. Al preguntársele cómo le fue por el Paraguay, se limitó a responder con una escueta frase: -Si los paraguayos nos queremos y nos respetamos como hacemos y vivimos en el extranjero, el Paraguay sería una maravilla”. La maravilla de la Revolución Febrerista apenas duró 18 meses.

También fue becado por Morínigo y fue su invitado especial e incluso honrado con un título académico en 1943.

“A mediados del año 1943, la Agrupación Folklórica Guarani fue invitada por la Comisión Nacional de Festejos de la Fundación de Asunción para participar de una función de gala en el Teatro Municipal, en conmemoración de esa fecha y en honor del general Higinio Morínigo (negritas son mías), a la sazón presidente de la república. La presentación estaba prevista para el 15 de agosto. En la lista de invitados figuraban los maestros José Asunción Flores, Francisco Alvarenga, Félix Pérez Cardozo y yo”. “Flores vino a Asunción el 6 de agosto de 1943 a bordo de un hidroavión de la Corporación Sudamericana. Adelantó su llegada para coordinar con los organizadores todo lo relacionado con el festival”.

“De noche, en el salón de actos del Archivo Nacional, la Academia de Cultura Guarani, presidida por el profesor Guillermo Tel Bertoni, realizó una sesión especial en la que se resolvió otorgar a Flores el título de Académico Honorario”.

“El maestro Flores estaba tan emocionado que, cuando le entregaron el diploma, solo atinó a abrazar a todos los que estaban a su alrededor”.

Sobre la beca de Morínigo:

“El hermetismo del embajador me obligó a indagar entre mis amigos tratando de encontrar la causa que había determinado el corte de la beca. La información que obtuve fue que en Buenos Aires otros becarios también sufrieron una medida parecida, entre ellos José Asunción Flores, Emilio Biggi y Esther Acuña Falcón”.

 

Fuente: “Ruego y camino”, Agustín Barboza, 2016

 

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