Las última decisión del TSJE encendió todas las alarmas en el frente cartista. Honor Colorado, con su apuesta a una campaña y a un candidato sin identidad colorada, teme una gran fuga de votos hacia la interna de la concertación.
Luego de que el TSJE haya reconocido el uso del padrón abierto en las internas de la oposición, se propagó un sentimiento de pánico en carpas cartistas. La decisión del máximo tribunal electoral no pudo ser “ablandada” por los operadores de Honor Colorado y se presume que la Corte Suprema tampoco acompañará la posición de dicho movimiento.
Pero, ¿de dónde surge el temor y la desesperación de Honor Colorado? ¿En qué momento, y sobre todo, por qué motivo se propagó la angustia en filas del cartismo, expresada en declaraciones apocalípticas y en acciones judiciales de emergencia?
El miedo del cartismo no tiene un asidero político real si consideramos que la ANR ha mantenido una primacía indiscutida en la movilización electoral durante todo el periodo democrático. El promedio histórico de la participación en las internas coloradas no debería generar dudas de que el Partido Colorado sigue siendo el partido mayoritario de nuestro sistema político.
Frente esta realidad, la oposición ya ha ensayado diferentes fórmulas que sólo han terminado fortaleciendo al coloradismo, como lo demuestra el desbloqueo de las listas sábanas, luego de cuya implementación la ANR propinó una paliza electoral a sus adversarios y en plena pandemia.
Entonces, ¿cual es el temor real del cartismo? ¿Tiene que ver con los afiliados de la ANR o más bien con los intereses inmediatos de su precandidato presidencial?
Analizando la cuestión, es plausible la hipótesis de que a tanto apremio corresponde la intuición de un perjuicio electoral inminente. Y así se llega a la conclusión de que el cartismo ve en la elección interna a padrón abierto de la oposición una amenaza directa para su precandidato presidencial, Santiago Peña.
Si así fuere, el temor tiene sólidos fundamentos, basados en la posibilidad real de una fuga de votos de colorados hacia la interna de la Concertación opositora. Y ello debido a dos factores principales: el delfín de Horacio Cartes es una figura más bien inorgánica, que se vende como tecnócrata venido de extra muros y que no representa de manera clara la tradición del pensar y del sentir del centenario partido republicano.
Estos elementos generan cierto atractivo en el afiliado colorado sin gran inserción en la vida partidaria, un sector que podría analizar tranquilamente participar en la interna de la concertación si encuentra un o una candidata con esos mismos atributos.
A esta hipotética situación se le suma el hecho, registrado por las mismas encuestas, de un sostenido descenso en la intención de votos del cartismo en los últimos meses, perspectiva que podría derivar en una tormenta perfecta para el movimiento interno dirigido por el polémico exmandatario.
En sentido contrario, quien sostenidamente crece en los sondeos de opinión pública es el precandidato Hugo Velázquez, que representa al núcleo duro de la ANR, así como a la expresión del sentido de pertenencia de las bases coloradas y el entroncamiento con su ideario político.
Y siendo, entonces, que al fin de cuentas Peña no es un precandidato tan diferente a los que oferta en estos momentos la oposición -y aquí viene el segundo factor-, la fuga de votos colorados en una interna a padrón abierto bien podría beneficiar a Soledad Núñez o a Sebastián Villarejo, quienes se encuentran ideológicamente posicionados muy cerca del precandidato de Honor Colorado.
Es más, podría decirse que la exministra de la Senavitat cuenta a su favor con una imagen mucho más favorable que la de Peña, no solo por su comportamiento ético, sino también por los logros obtenidos durante la administración que le cupo encabezar.
En resumen, Honor Colorado, con su apuesta a una campaña y a un candidato sin identidad colorada, teme una gran fuga de votos hacia la interna de la Concertación a padrón abierto.
Este problema no lo tiene Velazquez, quien, en esta primera fase, apuesta a consolidar los votos duros de la dirigencia y del pueblo enteramente identificado con la ANR.
El coloradismo no debe caer en la trampa de los que, carentes de un programa político de desarrollo, apuestan a una épica que solo afecta las chances del candidato cartista. Por el contrario, debe salir a ratificar una vez más su condición de primer partido de masas, representante de amplias mayorías populares, y eso en todos los escenarios electorales posibles.