Luego del temblor político ocasionado por la nominación de Cartes como “significativamente corrupto” por EEUU, la estrategia política a seguir de aquí a diciembre divide de manera tajante al movimiento Honor Colorado.
El equipo que va a disputar cargos legislativos cree que la estrategia debe ser la completa centralización de la figura del expresidente Cartes, de manera a asegurar el poder relativo del cartismo en el sistema político.
Según este grupo, es necesario reforzar la identificación de los propios con HC mediante una retórica del victimismo intenso, dejando en segundo plano la campaña “positiva”, “esperanzadora” y “del cambio” que venía siendo planificada por los publicistas.
Por otro lado, el entorno empresarial del expresidente empieza a proponer la necesidad de instalar la idea de un un “cartismo sin Cartes”. Consideran que HC debería incluso desistir de su candidatura a la Junta de Gobierno, dejar la política, vender su tabacalera y dar una lucha internacional para lavar su imagen.
Afirman, en voz baja, que la presencia de Cartes acelerará la caída en imagen e intención de votos que experimenta Peña desde hace dos meses. Están seguros de que la centralidad de Cartes no solo refuerza la idea instalada de que “Santi” es un títere, sino que el mote de “significativamente corrupto” con el que carga HC es en un pesado lastre para cualquier proyecto presidencial.
Esta disyuntiva es dramática, ya que ambas alternativas tienen altísimos costos políticos. Por una parte, centralizar la campaña en la figura de Cartes golpea la imagen de futuro que intenta vender Peña, atándolo al oscuro pasado y presente de su patrón. Por otra parte, marginar a HC de la campaña, provoca miedo y desesperación en la dirigencia que sabe que Peña tiene menos autonomía que un avioncito de papel.
Luego de meses de perfil bajo, Cartes -por ahora- volvió a participar de actos políticos: busca contener posibles fugas, aplacar la desolación y el espíritu de derrota que crece día a día en la dirigencia de Honor Colorado.
Principalmente, lo que el expresidente quiere ahora es mostrar que no está asustado, que su situación “no es tan mala” y que lo que estaría atravesando, simplemente, sería una denegación de visado. Eso es lo que repiten sus medios adictos con el fin de aquietar las aguas propias y no provocar filtraciones hacia Fuerza Republicana.
Más allá de los rebusques retóricos y las relativizaciones negacionistas de la realidad que repitan los cartistas, hoy HC es blanco de la justicia de Estados Unidos y posible objeto de extradición. El líder de Honor Colorado, su nave insignia es, al mismo tiempo, una dura ancla para Santiago Peña.
El expresidente sigue analizando cuál de estas dos estrategias es la más conveniente para su supervivencia política y económica. Sin descuidar, además, las amenazas de muerte que tendría del PCC.