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lunes, noviembre 25, 2024

Federico Riera recuerda

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Paranaländer recuerda los recuerdos musicales de Federico Riera (1890-1976), asunceno criado en Villarrica y muerto en Buenos Aires, cuya vida fue un compuesto en ritmo de canción paraguaya.

 

Recuerda Federico la lista de eufemismos de la caña: taguató resay (jerga de los carreteros, lágrimas de águila), guaripola (uso de los troperos), iroba (cosa amarga, le llaman los yerbateros), ña calí y eira, es decir, miel (entre el público caté, cheto).

Recuerda Oh qué tiempos aquellos, yma araka’e, en que las fiestas patronales duraban 8 días de juerga. Días maravillosos bajo el caavove’í (arbusto con hojas con olor a incienso).

Y la galopera que fuma poguasú (falo humeante) bajo los farolitos confeccionados con la cáscara de una media naranja, cebo y pabilo. Recuerda aún el aroma de la poma rosa.

Recuerda al poeta vanguardista de toda fiesta patronal, el cantor de lotería, que se desgañita bajo la carpa cantando los siguientes eternos mantras más que versos:

“los anteojos de Mahoma” (el 88), “cambá canilla” (el 11), “los dos patitos” (el 22)…

Recuerda al gualambau (suerte de berimbau guaraní), el angu’á y el curugú.

Recuerda que de niño en 1902 topetó en Villarrica la romántica con el ciego tocador ambulante de mimby, Choperá: la descripción que nos da de él es fantástica, “ era como una visión del pasado, una luciérnaga que iba buscando las sombras de la noche”.

Recuerda dos aves paraguayensis, el urutaú, agorera, anuncio del exterminio paraguayo, y el pájaro campana, juglar de las selvas, canta la resurrección y la libertad.

Recuerda que Cuarahy oiké yavé (Mientras se pone el sol) es un devenir de Polka las animas.

Recuerda al urú que canta en las profundidad de las selvas de mil voces mientras transporta la pesada carga de yerba la barba cuá.

Recuerda el número y nomenclatura de las canciones del Paraguay: la pola, la galopa, el compuesto, la carreta guy, la pola-canción, la canción paraguaya y la guarania.

Recuerda el yeyuvy yorá (desatar la soga al ahorcado).

Recuerda entre las canciones paraguayas propiamente dicha   a Noches del Paraguay, Asunción, Lejanía, Mi dicha lejana, Oración a mi amada, Mis noche sin tí…

Recuerda que este género se ejecuta en la primera parte con ritmo pausado, mientras la segunda lleva un compás vivaz y dinámico.

Recuerda Pirayú en 1917 donde vio cantar sus compuestos  a los hermanos Gayoso vecinos de una compañía cercana. Gayoso yunta recuerda que le emocionó.

Recuerda en 1916 a un cantor caudillo político liberal, Maximiano Gamarra (Mancí), conocido también como cabureí, por el fascínio que ejercía sobre el pueblo como cantor popular.

Recuerda las serenatas y sus orquestas conformadas por violines (que el pueblo llamaba ravel), flautas, guitarra, arpa y contrabajo. Recuerda a los mirones o estufas (mbyry’ai), que querían empujar a la orquesta a la casa de sus enamoradas.

Recuerda el programa de esas serenatas: un valse, una polca y una galopa.

Recuerda el curusú yeguá (cruz engalanada), como de origen jesuita (tesis de Cadogan),  aunque no descarta que haya un sustrato indígena antes (tesis de Natalo).

Recuerda cuando actuaba el rito: cuando las sementeras se hallaban necesitadas de agua,

por efecto de la prolongada sequía, los gobernadores requerían la intervención de los sacerdotes. Entonces, recuerda, estos adornaban una cruz con paños albos de ao po’i y flores, saliendo en procesión de rogativas por las calles del pueblo y hasta el predio de las sementeras muchas veces.

Recuerda las danzas del ocara (terreno limpio), y  recuerda el baile de los avá: la danza se iniciaba dando vueltas en torno de la tembirecó (esposa del cacique), o tayira (hija), las que llevaban en las manos una larga vara o caña, cuyo extremo superior terminaba en una roseta de vistosas plumas de avestruz, araracá (papagallo), mytú (pavo del monte) y uñas de venado y jabalíes. Recuerda que giraban lentamente frente a la mujer  que se denominaba hi’yva (bastonear), una veintena de indios. Poco a poco se iban enardeciendo a medida que iban bebiendo una espirituosa chicha, licor elaborado con una fermentación de algarrobas, cereales y frutas silvestres como el pacurí y el regalito, recuerda.

Recuerda que Guaraní y Tupí, que se habían enemistado a causa de una reyerta entre us esposas, que se disputaban un papagallo, que prefirieron separarse antes que declarase la guerra.

 

 

fuente. “Recuerdos musicales del Paraguay”, Federico Riera, 1959, Buenos Aires

 

 

 

 

 

 

 

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