El presidente de Brasil y del Partido Liberal realizó el anuncio ante comunicadores evangélicos, tras la difusión en TV Globo de encuestas que indican que el Partido de los Trabajadores (PT) avanzó del 44% al 46% en dos semanas.
La encuesta que le otorgó al expresidente y candidato opositor Luiz Inácio Lula da Silva 15 puntos de ventaja frente a Jair Bolsonaro obligó al jefe del Estado a reducir su tono de confrontación y a admitir que si pierde su reelección el 2 de octubre dejará la política, en un escenario en el cual el líder del Partido de los Trabajadores (PT) pidió buscar votos entre los que optan por la abstención para ganar sin necesidad de balotaje.
El sondeo del instituto Ipec para la TV Globo representó un balde de agua fría para la campaña de Bolsonaro: las megamanifestaciones de la semana pasada, mezcladas con actos oficiales el Día de la Independencia, no le rindieron fruto en la opinión pública y sí beneficiaron a Lula.
Al mismo tiempo, el senador Flavio Bolsonaro, hijo del presidente y coordinador de la campaña del Partido Liberal, afirmó que la candidatura de su padre está sufriendo por la falta de donaciones, lo cual le impide expandir los actos por varias regiones de un país continental como Brasil.
El supuesto cambio de actitud del excapitán de ultraderecha se vio al final de una entrevista con «streamers» evangelistas y bolsonaristas. Allí, Bolsonaro no puso en duda el sistema electoral y dijo que si pierde pasará la banda al vencedor y se retirará de la política. Lo hizo junto con un arrepentimiento por burlarse de las víctimas de Covid-19.
En un intento por cambiar el talante para recuperarse en las encuestas, que dan vencedor a Lula, Bolsonaro dijo que, en caso de ser vencido, aceptará las reglas del juego y entregará el poder.
Las chances de Lula
El presidente del Partido Liberal, de 67 años, dijo que no se siente «un salvador de la patria» tras dos horas de entrevistas, luego de que TV Globo divulgara que Lula tiene chances de vencer en primera vuelta.
«Si esa es la voluntad de Dios seguiré, pero si no es, pasaré la banda presidencial y me retiraré porque con mi edad no tengo más nada para hacer en la Tierra si termina mi paso por la política el 31 de diciembre. Tenemos los mismos valores, patria, familia, propiedad y libertad», dijo al canal evangelista de streaming Collab.
El presidente, de 67 años, dijo que no se siente «un salvador de la patria».
Bolsonaro descartó ante los evangelistas -un público dentro del cual tiene preferencia- los discursos de amenazas de no aceptar el resultado electoral que viene repitiendo desde 2021, poniendo en duda el funcionamiento de las urnas electrónicas que se utilizan en Brasil desde 1998.
El mandatario también mostró arrepentimiento de algunas de sus declaraciones más polémicas durante la pandemia, como cuando dijo que no era «sepulturero» para ocuparse del tema o de la negociación para adquirir vacunas, siendo que Brasil es el segundo país en muertes después de Estados Unidos por Covid-19.
«Me sobrepasé. Perdí la línea, en eso me arrepiento. La cuestión del sepulturero la quitaría», dijo Bolsonaro, quien también recordó que dijo que si alguien recibía la vacuna contra la Covid-19 se convertiría en un yacaré.
«Eso fue una figura de lenguaje», subrayó y también fue llevado a arrepentirse por haber dicho que después de tener cuatro varones la llegada de su hija Laura, la primera mujer, «fue producto de un momento de debilidad» de su «hombría».
«Ahí metí la pata, es común que entre los hombres hablemos que cuando va a nacer un niño digamos si será consumidor o proveedor, una broma entre hombres, pero no hablo más esas cosas, mi comportamiento cambió, el sillón presidencial es un aprendizaje», afirmó Bolsonaro.
El mandatario de ultraderecha, sin embargo, defendió las acciones de su gobierno de impulsar la automedicación de la población con remedios sin efectividad como una forma de supuesta prevención, lo que le valió la acusación de la comisión investigadora del Senado.
Las cifras
Las nuevas declaraciones de Bolsonaro ocurrieron luego de que la cadena Globo divulgara que Lula avanzó de 44% a 46% en dos semanas, mientras que Bolsonaro se mantuvo en 31%.
Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, cayó de 8% a 7%, mientras que la senadora Simone Tebet, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB) del expresidente Michel Temer se mantuvo con 4%. En blanco y anulados suman 6% y no respondió el 4%.
Contando los votos válidos (sin blancos ni anulados), Lula vencería con el 51%, aunque el margen de error es de dos puntos, según la encuesta Ipec (exIbope), contra 35% de Bolsonaro, 8% de Gomes y 4% de Tebet.
Este escenario llenó de optimismo a la federación de partidos lulistas, sobre todo porque la TV Globo, mediante su principal columnista, Merval Pereira, presidente de la Academia Brasileña de Letras (Abl), pidió a los electores evitar una victoria de Lula en primera vuelta para permitir que en un balotaje acepte incorporar proyectos económicos diferentes a los del PT.
En una reunión con comunicadores comunitarios, barriales y movimientos sociales por Zoom en la que participó Télam, Lula apuntó a buscar el voto útil, tanto entre quienes votan a Gomes y a Tebet como en los que optan por la abstención.
«La alta abstención histórica es un problema serio y es importante hablar con esas personas», dijo Lula.
Pese a que el voto es obligatorio, la abstención en Brasil es históricamente alta. En 2018, cuando ganó Bolsonaro, fue del 21%, es decir, 31 millones de personas no acudieron a las urnas.
Por eso, ahora el PT y Lula buscan votos entre los que suelen abstenerse. Incluso el exfutbolista Raí, campeón mundial en 1994 con la selección brasileña, ex Sao Paulo y PSG, hermano de Sócrates, lanzó un video pidiendo el «voto útil» para derrotar a Bolsonaro en primera vuelta.
Raí, quien encabeza proyectos sociales, pidió a Gomes y a Tebet que desistan de sus candidaturas para permitir acelerar la transición.
En el diálogo con los comunicadores, Lula dijo que «sería bueno vencer en primera vuelta para darles una lección de moral a la gente que no le gusta la fraternidad, la solidaridad y que no le extienden la mano a quien necesita».
Lo hizo al comentar el caso de un empresario bolsonarista de Itupeva, interior de San Pablo, que se filmó amenazando con no darle de comer a una vecina pobre a la que ayuda con comida luego de que ella dijera que su candidato era Lula y no Bolsonaro.
Lula pidió a la militancia manifestarse para convencer a quien no va a votar de hacerlo.
«Hay que decirles que si votan tendrán más autoridad para quejarse, para reclamarle a su diputado, a su gobernador o a su presidente», afirmó el exmandatario.
En Brasil, para vencer en primera vuelta un candidato debe obtener más del 50 % de los votos.
Si fuera necesaria una segunda vuelta, se realizará el 30 de octubre entre los dos candidatos que reciban más votos el 2 de octubre.
El expresidente obtuvo el lunes el apoyo de su exministra de Medio Ambiente Marina Silva, quien había abandonado el PT en 2009 y salió tercera en las elecciones presidenciales de 2010 y 2014, con la cual reivindicó la protección de los pueblos originarios y sus tierras.
Este martes, Bolsonaro atacó esa alianza al afirmar que si no se eliminan territorios indígenas «el agronegocio está condenado a morir», al fustigar la agenda medioambiental de su oponente.