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sábado, noviembre 23, 2024

Poesía como “discurso de odio” par excellence

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Paranaländer, harto de que el (mal) llamado “discurso de odio” funja de medidor universal en las intervenciones internautas, en un arte de birlibirloque ha homologado esta etiqueta-estigma con la poesía.

 

La circunstancia actual tan estrambótica e impertinente de que entidades meramente corporativas -como Facebook- se hayan arrogado el status de moralizar su esfera digital imponiendo castigos o amenazando con  expulsiones o destierros de por vida, me ha llevado a redactar esta columna que pretende demostrar -quizá un poco provocadoramente- que una de las posibles y tradicionales definiciones de la poesía  a lo largo de la historia coincide con uno de los estigmas más aterrorizantes que puede endilgarnos tal instancia neo-moralizadora: es tout court un “discurso de odio”.

La poesía no solo ha pecado de inmodestia (Lautréamont), de mentirosa (Homero), sino también ha mostrado muchas veces su cara como “una de las bellas artes del crimen”.

El crimen de decir todo, todo lo que se le antoja, se le pasa por las mientes, casi en un automatismo amoral,  por el placer de oírse bella y sonora, sin importar su verdad o bondad o calidad moral o beneficio o perjuicio social.

He seleccionado un puñado de estos versos “criminosos”, hoy fácilmente etiquetables de “discurso de odio”, para alertar que tal práctica censora e inquisitorial está a contrapelo del libre juego que necesitan las letras para respirar y seguir viviendo.

Además, he aprovechado este florilegio del mal para traicionarlos, como siempre, al guarani-jopara free al que ya están acostumbrados los seguidores y lectores de su servidor.

 

Si fuera fuego quemaría el universo (Cecco Angiolieri)

Che tatarire kuri ahapyva’era coyvype

 

Tengo la costumbre de matar en la mano (Leopoldo)

Che pópe aguereko pe tekoa yavai porojukase

 

Cuando no me hago daño, temo hacer daño (Porchia)

Nda japóiramo che jehe ivaíva akyhyje  ambyaíro oíva

 

 

Cualquiera podría aniquilar lo infinito en un instante (Porchia)

Oimeraẽva ikatu ombyaipa ku apyra’ỹva peteï sapyaitépe

 

Y que para envenenar a Artaud/no hay nada/como batir/una buena tortilla (Artaud)

Embyasy hag̃ua Artaudpe/ndaipori iporãveva/jeipyvu/peteĩ mbujape porã

 

Convertiría, con gusto, a la tierra en escombro

y, en medio de un bostezo, devoraría el orbe. (Baudelaire)

Ahejane vy’amire ko yvy taperepe

ha jejuru pe’a hápe amocõ-mocõne ko yvy apu’a

 

Lengua digna de ser cortada

y quemada en el fuego (Carmina Burana).

Kü ñekytïva’era iporä

ha tojehapy tatápe

 

 

 

 

 

 

 

 

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