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domingo, octubre 6, 2024

M3GAN, la novia de Chucky 2.0

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La belleza de películas como M3GAN, que recuperan el pasado perdido para siempre entre las cintas de VHS y los reproductores de DVD, es su autoconciencia. Por: Derian Passaglia


Los que crecimos viendo Chucky en la tele de cable tenemos la referencia directa y de primera mano: M3GAN es una versión, sin melancolía y quizá con un poco de amor y otro poco de ironía, de aquellas viejas películas de terror de los ochenta. Y sí, yo también extraño esa época de realidad neoliberal, en plena caída del muro, donde las relaciones eran cara a cara y no a través de estas pantallas. ¿Qué le vamos a ser? Seremos esa clase de viejos chotos: “antes era todo mejor”, vamos a gritar desdentados a una pared mientras nuestros nietos juegan con chips cerebrales en universos virtuales.

Esta generación, la nuestra, la que creció en medio de la realidad real y la realidad virtual, hace películas como M3GAN (Gerard Johnstone, 2022), una forma estética que quizá haya empezado con Stranger Things, o quizá antes, ya en los noventa, con Tarantino. Se trata de un homenaje si se quiere, como le suelen decir los críticos, o de una manera de recuperar y volver presente el pasado a través del arte. Megan es una muñeca maldita, como lo era Chucky y la novia de Chuky, pero en vez de haber sido poseída por el espíritu de un asesino en un ritual vudú, Megan es la creación de una empresa tecnológica que pretende crear una muñeca realista para chicos y chicas.

El género de terror se cruza con el de ciencia ficción, porque como en todo relato de ciencia ficción, Megan, la máquina creada por el hombre, poco a poco va a adquiriendo conciencia y puede hablar y pensar por sí mismo, y manipular a la nena con la que juega. En algún punto, es el típico relato de ciencia ficción clásico, atravesado por las nuevas tecnologías y los problemas contemporáneos. Megan quiere apoderarse de sus dueños y matar a sus creadores, es decir, unos nerds con caras de tontos detrás de una computadora.

La belleza de películas como M3GAN, que recuperan el pasado perdido para siempre entre las cintas de VHS y los reproductores de DVD, es su autoconciencia. La película no oculta sus referencias, es honesta en ese sentido, como lo son también las pelis de Tarantino, y provocan los cambios de significado de las películas originales usando la ironía y cierta idea de que la ficción no es igual a la realidad, sino que se trata de una construcción argumental y estructural que remite a otras obras, y esas otras a otras, y así hasta el principio de los tiempos.

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