La obra trata de Padre y Madre Ubú, quienes pretenden quedarse con el trono de Polonia. Piensan un plan: ¿envenenar al rey? No, eso es muy difícil, y la muerte no está asegurada. Por: Derian Passaglia
Alfred Jarry escribió la obra de teatro que anunciaría el teatro del absurdo y el surrealismo en 1896. Se trata de Ubú Rey. Cuenta la leyenda que al momento de su estreno recibió abucheos, que el público se iba de la sala ofendido y que hasta los mismos vanguardistas no la toleraban. Alfred Jarry fundaba así una sensibilidad que sería propia de todo el arte de vanguardia: buscar una reacción mediante la provocación.
Ubú Rey empieza con la palabra “mierda”, dicha por el propio Ubú. Ese primer insulto era ya disruptivo, no solo de lo que podía ser representado en un teatro sino también de la moral y las costumbres de la burguesía francesa. Nunca antes una obra de teatro había sido tan rara y extravagante.
La obra trata de Padre y Madre Ubú, quienes pretenden quedarse con el trono de Polonia. Piensan un plan: ¿envenenar al rey? No, eso es muy difícil, y la muerte no está asegurada. Así que buscan la manera más sencilla: entrar por la puerta y simplemente matarlo. Así se coronan los reyes en el universo de Ubú Rey. Una vez en el trono, Ubú es despiadado, no le importa nada, y empieza a matar nobles para quedarse con sus posesiones y riqueza.
Alfred Jarry se burla de todo, como si no hubiera nada que quede afuera de su risa grotesca, y como si su lenguaje y tono estuvieran también fuera de época, y se dirigiera al futuro. Ubú parece más una obra posmoderna antes que moderna, porque los temas serios, como el poder y la corrupción, se tratan, no con la seriedad que requieren, sino de la manera más liviana posible.