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domingo, noviembre 24, 2024

«Si te agarran las ganas», un temita de Leo Mattioli

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El tema “Si te agarran las ganas” es uno de los más íntimos que escribió y cantó Leo Mattioli, porque pareciera una ficción, una película erótica o un thriller de los de antes… Por: Derian Passaglia

Leo Mattioli es el artista más grande de la provincia de Santa Fe, más, incluso, que Fito Páez, o que Fontanarrosa tal vez, o Antonio Berni o Daniel García Helder. Y eso es porque Leo Mattioli representa verdaderamente el espíritu de un lugar, de una zona determinada, como es el litoral argentino, y ciertos profundos pagos en lo hondo de Uruguay y Paraguay. El litoral está asociado al calor, al río, a la belleza rosada, amarilla o azul del paisaje. La cuenta de Instagram Cumbia_Santafesinaok tiene algunos memes muy buenos. Hay uno que dice: “cosas que dan sed”, y la imagen abajo de Leo. La cerveza, el fernet, los asados interminables: marcas características del litoral, lugares comunes, estereotipos. ¿No es esta la época de decirle chau a los estereotipos? Pero tienen algo, al final, ese qué sé yo.

Murió joven, como buen rockstar, cuando le faltaban solo seis días para cumplir 39. Su cuerpo no toleró todas las cosas que se metía. Whisky desde ya, al que tanto veneraba en sus letras, pero también cocaína, quizá alguna que otra pastilla, y quién sabe qué más. “Estoy tomando sin control / estoy fumando sin parar / nada me importa porque sé / que esto pronto va a acabar”, cantaba en uno de sus hits, cantaba lo que parecía una profecía de vida, atrapaba un momento de su realidad que lo llevaría finalmente a la muerte. Obra y vida, como quería el siglo XX francés, van juntos y siempre de la mano en Leo Mattioli. Vivió con la intensidad de un romántico alemán del siglo XVIII. En sus últimos shows lo acompañaba un tanque de aire con el que se tenía que dar oxígeno, porque era asmático y seguía fumando como marrano.

El tema “Si te agarran las ganas” es uno de los más íntimos que escribió y cantó Leo Mattioli, porque pareciera una ficción, una película erótica o un thriller de los de antes, dirigida por Paul Veroheven, como esa en la que Sharon Stone abre las piernas en Bajos instintos…  Se trata de una conversación por teléfono, una conversación prohibida entre dos amantes, que no se pueden ver, que están lejos, porque de por medio está el marido de ella. “Trata de simular que hablas con una amiga / no con este amante que tienes a escondidas”, canta Leo con su voz rasgada de alcohol, e invita al morbo. Nunca lo prohibido va a dejar de seducir.

El acordeón es sensual y de sostenidos largos sobre las teclas, como si fuera un gata maullando por las noches, en la oscuridad de los techos, y cada tanto una guitarra eléctrica acompaña tímidamente al acordeón, algo raro en la cumbia santafesina, que suele ser puro acordeón. Pero Leo Mattioli, entrada ya la década del 00, pegó un volantazo, y su estilo se fue identificando cada vez más con la figura del “gitano”: un tipo grandote, chanta, de camisa abierta y pelo largo que sonríe como un vizconde. Sandro de América, otro romántico de la balada latina, tuvo el apodo de Gitano.

La voz de Leo invita también a la imaginación, a la fantasía, al deseo de los cuerpos en una cama y una pieza oscura. “Y cierra los ojos si te agarran las ganas / y soñemos los dos que estamos en la cama / haciendo cosas bonitas” canta la última estrofa, antes del final. Las sensaciones pueden recorrerse, necesitan recorrerse con el cuerpo, y por eso la cumbia santafesina es para bailar de a dos, juntos y bien pegados, cruzando los pies con dos o tres sencillos pasos. Nada más. La cumbia santafesina se baila con dos o tres pasos. Nada más.

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