En un contexto de protestas y huelgas, Alemania comienza el año enfrentando un estancamiento económico significativo. La economía alemana, tradicionalmente un motor de crecimiento para Europa, se contrajo un 0,3% el año pasado. La falta de inversión en infraestructura pública y los problemas estructurales plantean obstáculos significativos para su recuperación económica.
Alemania comenzó el año con protestas de agricultores y huelgas de ingenieros ferroviarios, simbolizando un estancamiento económico. En 2023, la economía alemana se contrajo un 0,3%, siendo la de menor crecimiento entre los países del euro. La producción industrial ha disminuido durante cinco meses consecutivos.
El presidente de la Federación de Industrias Alemanas, Siegfried Russwurm, no ve una pronta recuperación en 2024. Alemania, históricamente motor económico de Europa, enfrenta desafíos competitivos en la industria automotriz y tecnológica. El país no ha actualizado suficientemente su industria con flexibilidad y conocimientos digitales, lo que afecta su competitividad.
El gobierno alemán ha experimentado parálisis debido a disputas internas y una crisis presupuestaria, exacerbada por una decisión judicial que anuló el plan de gastos anterior debido a la «freno de la deuda» constitucional del país. Esto limita la capacidad del gobierno para invertir en infraestructura pública.
Los conflictos geopolíticos y las rivalidades industriales han reducido la demanda de productos alemanes en el extranjero. Las restricciones de préstamos impiden inversiones gubernamentales en infraestructura crítica. La economista Monika Schnitzer sugiere ajustar el mecanismo del freno de la deuda, pero esto requeriría un cambio constitucional, difícil en el actual ambiente político.
Alemania enfrentará recortes en el gasto gubernamental, afectando a varios sectores. Las previsiones de crecimiento económico para 2024 se han reducido. Dentro del G20, solo Argentina tiene una proyección de crecimiento más débil. La desaceleración del crecimiento en China también ha impactado a Alemania.
Sin embargo, hay aspectos positivos: la inflación ha disminuido y se espera que las tasas de interés se relajen. Un aumento en los salarios podría fomentar el consumo, aunque con riesgo de inflación. No obstante, Alemania enfrenta problemas estructurales, como la falta de fuentes de energía domésticas y desafíos en la transición hacia un futuro más digital y ágil.
El país ha demostrado capacidad para adaptarse rápidamente, como en la importación de gas natural licuado tras el corte de gas ruso. Hay sectores prometedores como la tecnología verde y la fabricación de semiconductores, con inversiones significativas. Economistas sugieren que Alemania necesita reevaluar su modelo económico y adoptar medidas más flexibles para aprovechar su potencial.
Fuente: NYT
Foto: Associated Press
