Caetano Veloso, uno de los grandes cantautores brasileños, hace una de las mejores interpretaciones de “Recuerdos de Ypacaraí”, donde mezcla la tradición y la vanguardia. Por: Derian Passaglia
¿Existirá algún otro lugar en el mundo, alguna otra lengua, donde se haya desarrollado mejor, donde suene mejor la chanson francesa, la típica canción tradicional de amor, con una guitarra y una voz, que en Latinoamérica? Quizá habría que hacerlo extensivo a todo América, y agregar a Bob Dylan, que no por nada tiene un inédito premio Nobel de Literatura… Pero solo basta mencionar a cantautores de la talla de Silvio Rodríguez, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Facundo Cabral, Atahualpa Yupanqui, en fin, la lista es larguísima, y se podrían considerar también cantautores modernos, yo no los excluiría, como Bad Bunny, el artista actual más escuchado en el mundo. La canción es la más pura expresión de estas tierras olvidadas.
“Recuerdos de Ypacaraí” es tal vez uno de los himnos más famosos de Paraguay en el mundo. No es una canción, sin embargo, o más bien es una variante de la canción tradicional, porque se trata de una guarania, cuya principal característica, a diferencia de la polka paraguaya, es el tempo lento y sosegado, especial para letras y melodías melancólicas o tristes. La letra fue escrita por Zulema de Mirkin y la música por Demetrio Ortiz. Fue interpretada por innumerables cantantes, desde los años 50 en adelante, como por ejemplo Julio Iglesias, el trío Los Panchos, Ramona Galarza o Jorge Drexler. En esta versión en vivo, Caetano Veloso, uno de los grandes cantautores brasileños, hace una de las mejores interpretaciones de “Recuerdos de Ypacaraí”, donde mezcla la tradición y la vanguardia, propia de la generación a la que pertenece.
La letra representa un mundo perdido, lejano y más hermoso, como si se tratara de un cuento de hadas folklórico, donde sobreviene la magia junto al lago azul de Ypacaraí. Hay, de hecho, un embrujo en canciones guaraníes que canta viejas melodías, y ese embrujo provoca el deseo y el amor. Como se trata de un recuerdo, la distancia impone la idealización y la belleza de una escena única e irrepetible, que solo puede quedar guardada en la memoria. ¿Cómo volver a ese mundo, cómo recuperar lo perdido? La única forma es la de volver a escuchar, volver a sentir “Recuerdos de Ypacaraí” una y otra vez. Se escucha acá.