Las Fuerzas Armadas ucranianas atacaron un depósito de municiones en Rusia, generando un incendio y fuertes explosiones. La operación involucró seis drones kamikaze y formó parte de una misión conjunta de inteligencia y fuerzas especiales de Kiev.
Las Fuerzas Armadas ucranianas reivindicaron este miércoles un ataque con drones contra un depósito de armas en el oeste de Rusia, específicamente en la región de Tver, cerca de la localidad de Toropets. Tras el incidente, las autoridades rusas evacuaron a los habitantes de la zona debido a un incendio y a las explosiones provocadas por el impacto.
Fuentes del espionaje ucraniano declararon a medios locales que el ataque fue una operación conjunta del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), la inteligencia militar de Kiev y las fuerzas especiales del Ejército. El objetivo alcanzado fue un depósito de municiones ubicado a 400 kilómetros de Moscú, donde se almacenaban misiles Iskander y Tochka-U, además de bombas aéreas y municiones para artillería.
Según el canal de Telegram ruso Astra, el almacén fue alcanzado alrededor de las 3:30 de la madrugada por seis drones kamikaze ucranianos. Por su parte, el portal ucraniano Militarni, especializado en asuntos de defensa, reveló que la unidad atacada es la 541690 de la Dirección Principal de Misiles y Artillería de Rusia (GRAU) e incluyó las coordenadas exactas del depósito.
El uso de drones con capacidad para atacar la retaguardia enemiga se ha convertido en una de las principales estrategias de Ucrania, debido a la resistencia de sus socios a levantar la prohibición de utilizar misiles de largo alcance contra territorio ruso. El objetivo es disminuir la capacidad de ataque de las fuerzas rusas, que continúan su guerra de agresión contra Ucrania desde febrero de 2022.
De acuerdo con datos del Ejército ucraniano, las fuerzas aéreas rusas lanzan diariamente alrededor de un centenar de ataques contra posiciones, infraestructuras y zonas habitadas ucranianas, provocando víctimas civiles en muchas ocasiones. La aviación rusa emplea bombas aéreas guiadas, lanzadas desde fuera del alcance de las defensas ucranianas, para destruir estructuras defensivas y abrir camino a las tropas terrestres.
Ante esta situación, Kiev ha solicitado repetidamente a sus aliados el permiso para utilizar misiles de largo alcance en ataques contra aeródromos e infraestructuras dentro de Rusia, con el objetivo de multiplicar la efectividad de sus ofensivas. Sin embargo, estas solicitudes no han encontrado respuesta favorable hasta el momento.
