Paranaländer rememora las palabras vertidas en la fiesta de presentación de la segunda edición de Gambito de Adalberto Müller (Arandurã, 2025).
Se presentó el pasado martes 4 de febrero la segunda edición corregida de Gambito, novela ambientada en la frontera paraguayo-brasileña de Pedro Juan/Punta Porã, escrita por el traductor, profesor y editor Adalberto Müller, nacido en ese enclave hijo de madre paraguaya.
Novela de malandros da fronteira seca de Amambay ambientada en los años 60, sí, con mucha caña clandé y whiskey de contrabando, mbokapu y traiciones, policías venales y comida libanesa, aunque todo este conjunto moviéndose con la polka de cristal del ajedrez.
En ella hay, como en la Kakania de Musil, dos líneas paralelas que no se encuentran en el infinito. O como en el Paraguay bilingüe donde el jopara es un intento intenso y serio de hermanar esas dos corrientes autónomas. La literatura en general, y en la de Karai Müller en particular, qué es en el fondo último: gambito (es decir, sacrificio, filosofía apaguy del un paso atrás para dar un salto adelante), o zugzwang (un mal paso fatal)?
Una línea es la del ajedrez, como lengua codificada, universal, mecanizada, aunque pletórica de agujeros negros. La otra es la escritura molinera (mülleriana), irónica, particular, idiosincrática, un movimiento tricksteriano constante contra los códigos lingüísticos. En suma, una prueba viviente, anti barthesiana de que nunca una lengua puede ser fascista. Nunca obliga al hablante, menos al escritor, pervertido de primer grado.
Esta escritura muele y retuerce toda estructura de la lengua como a un pelele.
Antes muele consanguinidades y querencias, sean estas Roa Bastos, Kanese, Douglas Diegues, Wilson Bueno, Edgar Pou…
Con Roa comparte el gusto por la palabra bifronte, desvalijada, gemelizada por un bilingüismo paranoico, que se puede ver en varios ejemplos: kururu-sapo, pai-cura, etc.
Con Wilson Bueno la fascinación por las palabras, ya sea en uno se trate de addendar a la narración un elucidario, en otro de un glosario.
Con Kanese esa propiedad de, al igual que un molusco de las cosmicómicas, poder ir ensalivando, apelotonando el entorno sobre el que se desplaza, hasta alcanzar ese espesor kunu’uizado de la escritura que Kanese llama remix.
Con Diegues, la frontera toda, ese contrabando sin fin de lexemas y sentidos, y en el escondrijo más inverosímil el dragón chino inflable conocido como “escribir MAU”.
Con Pou, su extremo más radical: “ficar neste zugzwang de la alegría “ de la escritura.
Podría seguir, recordar el zemblano, ese jopara regicida del ajedrecista demencial que fue Nabokov.
Mas me quedo por aquí, donde les dejo el link de la edición Kindle:
Gambito (Spanish Edition) https://a.co/d/1P5ucvO