Paranaländer revisita el último trabajo paraguayo del antropólogo francés Pierre Clastres (1934-1977) realizado entre 1966-1968, editado póstumamente en 1992 y por fin traducido ahora al portugués.
Treinta y dos años después de la edición francesa se acaba de publicar en portugués “Mitologia dos índios Chulupi “ (editora 34, 2024, São Paulo) de Pierre Clastres.
En el prefacio, Hélène Clastres nos cuenta la cronología de las misiones antropológicas de Pierre en Paraguay: entre los Guayaki en 1963, entre los Guaraní, en 1965 y entre los Chulupi en 1966. Y con el objetivo de profundizar la noción de ethos guerrero, volvió a los Chulupi en 1968 en una segunda misión.
Como Pierre no conocía la chulupi, recurrió a los intérpretes Juan y Walter Flores, que conocían bien el español y el guaraní paraguayo.
Son 73 mitos organizados en 8 secciones temáticas.
Los Chulupi aparecen en la literatura etnográfica con Nordenskiöld, a inicios del siglo XX, con el nombre de Ashluslay (Pueblo de la Iguana), nombre que los Choroti daban a los Chulupi. En realidad ellos se llaman de Nivaclé, que significa ‘humanos’.
Durante la recolección de estos mitos, se consideraba a los Chulupi como la tribu más numerosa del Chaco, con una población estimada de unas 6 mil personas.
Las figuras míticas centrales son los animales , un bestiario qué incluiría al jaguar, zorro, tamanduá, tatu, pájaros, monstruos acuáticos…
Entre los mitos mis preferidos incluyen: al del pajaro Cheten que aún canta dormida a través del ano, al de la iguana de dos penes, cuya hembra codiciosa niega un pene a alguien que viene a solicitarlo de repuesto post castración, al del lagarto de dos peces, cuya hembra sí es generosa, el del mito que cuenta cómo las chispas de la brasa logran dejar encinta al penetrar en la vagina de una mujer de piernas muy separadas, el del mito donde un jaguar chamán fuma su pipa con excremento en vez de tabaco, el del mito que relaciona sueño y sangre, el de los mitos que transforman excremento en miel, el de los guerreros ciegos, el mito 26 el de la Vagina dentata, el del colibrí fumador, el de los viajes simbólicos del chamán al sol (que conoce y ve todo, y todos temen porque es caníbal), etc.
El zorro y el jaguar son los trickster del mundo Chulupi. Clastres compara al segundo con el lobo del Román de Renart por su complejidad, puede devenir un burlador burlado.
Muchos mitos son didácticos, buscan meramente una explicación de una costumbre actual e inveterada.
Clastres reivindica en ellas el humor, el espíritu eminentemente guerrero y el escarnio.
Entre los chamanes sobresale Fitso’oich (la grafía usada por Clastres hoy en día ya es caduca), cuyo nombre significa ‘aquel que hace las cosas de la nada’, dios según el traductor indígena.
Muchos mitos describen hábitos inexistentes entre los Chulupi, como el canibalismo (pero que practicaban sus vecinos chiriguanos y guaraníes), o invirtiendo prácticas tradicionales como la residencia matrilocal.
El mito del fin del mundo Chulupi implica una inversión y unión del cielo y la tierra y la importancia del árbol aonthaiuk, sostenedor del cielo colapsado sobre la tierra.
Las metamorfosis son frecuentes y casi infinitas.
Transcribimos un mito en toda su extensión, M17. Hivekla, la luna:
“Luna envió su pené al encuentro de dos mujeres que estaban cocinando porotos silvestres . Las mujeres derramaron agua hirviendo donde estaba el pené de Luna: ‘Qué calor! Qué calor!’, gritó él, cayendo de espaldas. Sus compañeros le preguntaron: ‘Pero que piko te pasó ?. ‘Yo me quemé con agua caliente’. Fue entonces que ellos se dieron cuenta de que el pené de Lyna era muy grande, pues las dos mujeres estaban muy lejos de allí. Aquello le quemaba mucho «.