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viernes, mayo 16, 2025

Sobre andar en bici

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Paranaländer quiere cultivar la bicicleta y para tal rito ha recurrido a la sapiencia de la periodista y escritora Jazmín Rodríguez, que le ha enviado el siguiente texto.

Empecé a andar en bici hace cinco años en plena pandemia. De niña tenía miedo a caerme y todos los que la utilizaban me parecían salvajes porque lucían como orgullosos trofeos sus raspones y cicatrices. Adquirí en ese entonces mi primera bicicleta de un vecino y lo que era un intento de supervivencia para escapar del aislamiento se convirtió en un ejercicio diario de la mano de la posibilidad de hacer entregas para un barrio cerrado de casi 500 casas.

Empecé a andar en bici hace cinco años en plena pandemia. De niña tenía miedo a caerme y todos los que la utilizaban me parecían salvajes porque lucían como orgullosos trofeos sus raspones y cicatrices. Adquirí en ese entonces mi primera bicicleta de un vecino y lo que era un intento de supervivencia para escapar del aislamiento se convirtió en un ejercicio diario de la mano de la posibilidad de hacer entregas para un barrio cerrado de casi 500 casas.

Actualmente, y luego de la fractura de varios huesos y ya no solo como recomendación de la fisioterapeuta, la utilizo de forma constante y diaria. He comprobado que hasta el humor te cambia y creo que es posible hoy más que nunca, incentivar el uso de la bicicleta como una opción real de movilidad y transporte. No debería ser tan difícil ya que podemos ver que en otras ciudades del país abundan las motocicletas y estas no dejan de utilizarse y multiplicarse.

A todo esto, podríamos incluso alivianar el gasto y las carencias a las que nos enfrenta en nuestro día a día el mal servicio del transporte público, y contribuir en cierta medida a descongestionar el tráfico a la hora de los leones. Además, no deberíamos olvidar las ventajas que representa para nuestra salud mental y que puede ofrecernos el promover un buen hábito y hasta un deporte recreativo tan accesible como este.

Es cierto que existen iniciativas a nivel país, pero se traducen más que nada en kilómetros y kilómetros de bicisendas que no son suficientes ni respetadas ni controladas, y la falta de educación de nuestros ciudadanos ubican a la bicicleta cada vez más lejos de nuestra realidad. A lo mejor gracias a la asociación de palabras tan de moda como “sustentable” o “sostenible”, esta vez corra con más suerte y pueda ser tenida en cuenta y hasta tomada en serio como opción.


  • Actualmente, y luego de la fractura de varios huesos y ya no solo como recomendación de la fisioterapeuta, la utilizo de forma constante y diaria. He comprobado que hasta el humor te cambia y creo que es posible hoy más que nunca, incentivar el uso de la bicicleta como una opción real de movilidad y transporte. No debería ser tan difícil ya que podemos ver que en otras ciudades del país abundan las motocicletas y estas no dejan de utilizarse y multiplicarse.

A todo esto, podríamos incluso alivianar el gasto y las carencias a las que nos enfrenta en nuestro día a día el mal servicio del transporte público, y contribuir en cierta medida a descongestionar el tráfico a la hora de los leones. Además, no deberíamos olvidar las ventajas que representa para nuestra salud mental y que puede ofrecernos el promover un buen hábito y hasta un deporte recreativo tan accesible como este.

Es cierto que existen iniciativas a nivel país, pero se traducen más que nada en kilómetros y kilómetros de bicisendas que no son suficientes ni respetadas ni controladas, y la falta de educación de nuestros ciudadanos ubican a la bicicleta cada vez más lejos de nuestra realidad. A lo mejor gracias a la asociación de palabras tan de moda como “sustentable” o “sostenible”, esta vez corra con más suerte y pueda ser tenida en cuenta y hasta tomada en serio como opción.

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