Paranaländer comenta un artículo arqueológico de la prensa paraguaya firmada por Guido Rodríguez Alcalá para Cuadernos republicanos sobre dos cartas y un poema de Augusto Roa Bastos de los años 50.
La máxima operación del autor es no escribir, es literatura como descubrimiento, (LABATUT CONVERSA CON CHRISTIAN WARNKEN:
Creo cumple a cabalidad con esta estética el artículo de Guido Rodríguez Alcalá “Dos cartas y un poema de Roa Bastos” (Revista Cuadernos Republicanos, N° 27, mayo 1995). Cuadernos republicanos fue una revista con una deriva editorial dirigida por Leandro Prieto Yegros, conspicuo político estronista.
Guido Rodríguez empieza dándole un palo a la organización de la hemeroteca para justificar la exhumación de estos 3 materiales, uno más suculento que el otro, que son: 1. Carta de Roa Bastos a Epifanio Méndez Fleitas, en diario La Unión, 7 agosto de 1953.
- Carta de R.B. a Esteban López Martínez, en La Unión, 22 agosto de 1953.
- Poema de Roa Bastos “¡Eternamente hermanos!”, diario El País, 20 agosto 1954.
No es que la hemeroteca esté mal organizada, fui la semana pasada a buscar los 3 tesoros que guarda el pasado en su prensa escrita e hice capturas sin mucha dilatación. Pasa que la hemeroteca no cumple con los protocolos elementales, su fondo no está digitalizado, y a cada manipulación se desgarran, rompen y desgastan estos diarios, y así los historiadores del futuro tendrán mucho trabajo para descifrar aquella época chavista-estronista.
No coincido del todo con esta frase de G.R.A.: “el prestigio literario de un artista suele verse acompañado del desconocimiento de la biografía”. De Homero no sabemos nada cierto de su biografía mientras que de Céline sabemos casi todo, y el prestigio de uno y otro quedan incólumes.
Si se refiere a la ambigüedad de la situación de R.B., simular un estatus de exiliado antes del 82, eso es fácil de corroborar, por ejemplo, oyendo su coloquio en el centro cultural de España junto a Viagra Marsal y Bareiro (21 de marzo de 1980, que se conservan en los archivos de la institución). Entraba y salía hasta entonces del país sin mayores asperezas.
G.R.A. da como 1983 la fecha de expulsión de R.B., pero tengo entendido que fue en 1982, durante la tormentosa presentación de “Paloma blanca, paloma negra”, prevista para el 30 de abril de 1982 (Lo cuenta Kanese en un artículo de agosto del 2009 de El Tren rojo, “Mi amigo Augusto (Roa Bastos)”.
Un dato que trae a la palestra muy pertinentemente es el decreto 10/62 del 27 de enero de 1955, con el que Stroessner le encomendó la misión “de estudiar en Europa los modernos métodos y modos de difusión y extensión cultural y de propaganda “.
Esto último me recuerda a la misión de Barrett encomendada y financiada por Gondra para promocionar al Paraguay en Europa. Cien pesos oro fue su salario entonces según lo demostró Juan Carlos Herken Krauer (“El ‘caso Rafael Barrett ‘: diplomacia británica en el Río de la Plata 1908-1910). En el caso barrettiano (“poeta de las rebeliones”, Revista Claridad dixit), sí podríamos hablar acaso de una mancha en la imagen aurática de escritor revolucionario -sus creencias sociales pactando con el demonio del liberalismo- del malogrado español.
La carta de R.B. a Epifanio, entonces funcionario del gobierno de Federico Chaves como presidente del Banco Central, primeramente realiza una astuta apología del Mariscal López con el fin latente revelado después de extraer el oro de la ejemplaridad para concedérselo a Epifanio.
“Maravilloso ejemplo americano de fortaleza moral y de patriotismo militante”.
Allí interviene también la “hermosa y monumental cabeza del Mariscal” pintada por Andrés Guevara por pedido de Epifanio (el retrato perdido entiendo, pues el otro que ilustra el libro argentino de J.A. Cova es de 1946).
López le sirve para rendir cuentas con Natalicio González, enemigo común como se sabe de ambos correspondientes. Epifanio como democrático seguidor de F.Ch. atacó desde el órgano oficial La razón a los guionistas, cuyo tendota era Natalicio. Cuando éste alcanzó el poder, Epifanio pasó a la clandestinidad. Comparar -hermanar, equiparar- a Epifanio con el Mariscal se subraya mostrando que Natalo, su rival político, es el anti-Mariscal par excellence.
“No vaciló en servirse incluso de las ideas de Platón y Aristóteles para justificar sus cimarronas especulaciones y adornar con gallardete filosóficos el soporte de su digestión pantagruélicamente paraguaya “.