La operación cicatriz está cada vez más consolidada. En ese contexto se manejan grandes acuerdos entre Honor Colorado y Añetete. Uno de ellos sería regularizar la situación del Senado, devolviendo las bancas electas y proclamadas a ambos expresidentes.
Sobre el punto, se tiene cómoda mayoría para ambos juramentos. Sin embargo, otros elementos que entran en el cálculo ponen en duda la materialización del hecho. Se cree que puede resultar precipitado “quemar los cartuchos” de una holgada mayoría oficialista (incluye llanismo y otros aliados) para imponer el juramento de Cartes y Nicanor. En la cúpula de la ANR se analiza ir directo a un acuerdo más amplio, desligado de personalismos, para iniciar un proceso de Reforma Constitucional el próximo año.
El sector que más festejó la criminal metida de pata del intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto, fue el PLRA, sobre todo el efrainismo. Festejó también el equipo de Payo Cubas, quien fue el primero en romper con el joven intendente pro apertura de fronteras.
En el microclima de Twitter estalló la indignación ayer porque Marito pidió oraciones, en un país con más del 90% de creyentes. Sonó con estridencia el disco rayado de la supuesta “laicidad” de nuestra Constitución Nacional. Más que una doctrina sobre el lugar de la religiosidad en el espacio público, lo único que los “brillantes” constituyentes del 92 nos legaron es un mamarracho jurídico. En lo que respecta a la relación entre Estado y Religión, no hicieron más que acumular o yuxtaponer doctrinas, perspectivas diferentes y hasta incompatibles.
Por ejemplo: En nuestra Constitución conviven artículos que afirman que el Estado paraguayo no tiene confesión religiosa, mientras que en otro artículo se reconoce a la religión católica como parte fundamental del proceso de formación de nuestra Nación. Sin hablar de las normativas que regulan la relación del Estado con el clero y sus instituciones.
