Para los lectores de El Trueno, Paranaländer comenta la obra de la poeta franco-paraguaya Renée Checa, haciendo énfasis en sus poemas omitidos por la reedición de Josefina Pla.
Por: Paranälander
Sillages-Estelas es el único libro que publicó Renée Checa, guaireña de ascendencia francesa y que Alcándara, en reedición bilingüe, imprimió en 1985.
Josefina Plá se plaguea en la introducción, sosa y culposa, de que Eugenio d’Ors (que quedó en la historia porque acuñó este enigma: “todo lo que no es tradición es plagio”) ose aproximar a la franco-guaireña al costado de un poeta oscuro y nambre luego llamado ¡Charles Baudelaire! ¡My godness!
De los 45 poemas originales de la edición de 1933 de la Librairie de la Nouvelle Revue Francaise, la introductora-traductora dejó fuera 20 por considerarlos no muy acabados o usando argumentos disparatados como que ¡Ha che retá! fue enviado al Mariscal Estigarribia (en 1935) y Ma terre guarani, poema de casi 100 versos, toca un tema paraguayo, ya extractado en el Indice de Sinforiano Buzó Gómez. ¡Casi me da un patatus!
Menos mal Paraguay, además de tener a una Plá mutiladora, también tiene a un Natalicio restañador, quien en Letras paraguayas subsana no solo la censura u omisión de esos versos, sino el buen gusto y la salsa del kyi parawayenis. El guaireño, reseñando poetas mujeres de los primordios de los años 20-30, entre ellos a Dora Gómez de Acuña, a quien cataloga con su ingenio de publicista nato de la Safo guaraní, declara contundente que Renée Checa es la mejor poeta mujer del Paraguay.
Madame Checa, apellido de su marido español natural de Extremadura, es un caso muy similar al malogrado poeta ecuatoriano Alfredo Gangotena, amigo de Michaux, quien escribió también exclusivamente en franxute.
En “Nocturno paraguayo”, fechado en Caraguatay, 1922, ella compara el ir y venir de la hamaca no con las olas del mar sino con las velas de los barcos que surcan mares…En Incendio Tropical, el fuego que convierte en desierto esa tierra feraz que renacerá sin embargo alguna primavera tenaz, tiene la presencia de ser la propia metáfora del poema que está escribiendo nuestra autora.
“Reminiscencia”, poema preferido de Valéry, según una carta enviada a Ña Checa en 1935, donde ella cataloga perfumes como fantasmas y sueños, y siente que está soñando ese poema e incluso proclama que la breve vida en la eternidad es apenas sueño…