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sábado, noviembre 23, 2024

Campaña de desinformación sobre vacunas: buscan instalar el desánimo y la incertidumbre

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Está en marcha una operación de prensa para oscurecer los esfuerzos que el gobierno viene haciendo desde julio para proveer al país de inmunizantes contra el Covid-19: más de 7 millones de vacunas están aseguradas desde marzo del próximo año.

¿Qué está haciendo el gobierno paraguayo para proveer de vacunas al país?

Para responder esta pregunta hay que contextualizar y dar cuenta de cuál es la situación mundial en lo que respecta al mercado de vacunas.

El Covid-19 era una enfermedad inexistente hasta hace un año y, en tiempo récord, los mejores científicos del mundo lograron estudiarla y desarrollar vacunas para poder empezar a terminar con la pandemia que azota al planeta. Las vacunas existentes hoy en día son la de Pfizer-BioNtech, Moderna, Oxford-AstraZeneca, Sputnik-V, Cansino y Sinovac. Las tecnologías que utilizan son las de vector viral, virus inactivado y ARN mensajero, cada una con sus particularidades y sus indicaciones.

Lo cierto es que todas comenzaron a producirse a fin de año, por lo cual, por el momento, no logran abastecer al 100% del mercado, que equivale ni más ni menos que al 100% de la población mundial, puesto que el Sars-Cov-2 está presente en todos los países y todos quieren asegurar un escudo biológico a sus ciudadanos.

La prioridad para la compra de los diferentes inmunizantes la tienen, lógicamente, los Estados que financiaron las investigaciones científicas que nos permiten hoy día poder contar con vacunas, como Estados Unidos o Europa. En segundo término, se ubican los países que expusieron a sus ciudadanos a ser parte de la experimentación: Paraguay no cumplía con los requisitos para que sus habitantes sean voluntarios en la fase 3 de ninguna investigación porque tenemos una población étnicamente (relativamente) homogénea, no había gran circulación viral en nuestro territorio y demográficamente somos un país chico. Distinto fue el caso de Argentina y Brasil. En tercer lugar, al tener poca población, Paraguay tampoco constituye un mercado de escala para lograr generar grandes acuerdos comerciales, por eso siempre la prioridad la tienen los países más grandes.

Ahora bien, toda esta situación ya era conocida hace meses y el equipo del Ministerio de Salud no se quedó de brazos cruzados: las gestiones para poder conseguir vacunas comenzaron en julio de este año. En primer lugar, Paraguay pertenece a COVAX (Fondo para acceso global a vacunas contra covid-19), una alianza que impulsa la OMS para que todos los laboratorios del mundo le provean un cierto porcentaje de su producción de vacunas, de manera tal a poder distribuirlas equitativamente entre los países miembros. COVAX prioriza a los países en vías de desarrollo, como Paraguay, y se estima que antes de que termine el segundo trimestre de 2021 nos entreguen las dosis que serán equivalente a las necesarias para inmunizar al 20% del país. Este acuerdo se firmó ya en octubre.

En segundo lugar, nuestro país tiene avanzadas negociaciones para comprar la vacuna de Oxford-AstraZeneca, que se manufacturará en Argentina y México. Esta vacuna fue la primera que celebró el mundo, pero complicaciones durante el desarrollo de las investigaciones demoraron su aprobación. Felizmente, Reino Unido la validó este 30 de diciembre y le dio la confianza que el resto del mundo necesitaba para poder contar con ella. Estará disponible en América Latina en marzo.

En tercer lugar, Paraguay está a punto de cerrar un acuerdo con el gobierno ruso para adquirir la Sputnik-V, la cual utiliza la misma tecnología (adenovirus, es decir, vector viral) que la de Oxford-AstraZeneca y es la que actualmente se está distribuyendo en Argentina. La noticia se conocerá en los próximos días.

Asimismo, el equipo del Ministerio de Salud confirmó que está en marcha la firma de un acuerdo para también proveer al Estado de Sinovac, la vacuna producida en China que el estado de Sao Paulo utilizará en la campaña de vacunación que iniciará en enero de 2021.

En lo que respecta a las vacunas de Pfizer-BioNtech y Moderna -que utilizan la tecnología de ARN mensajero, nunca antes utilizada en la historia de las vacunas- es difícil que se utilicen para grandes campañas de vacunación en países en vías de desarrollo, porque su conservación y distribución necesita de refrigeradores que alcancen temperaturas de -70 grados. Paraguay tiene previsto proveerse de estas vacunas y está en negociación con la gigante farmacéutica americana, pero las mismas servirán para abastecer solo a los grandes centros urbanos, donde es más fácil asegurar las condiciones que garanticen su efectividad.

En este sentido, vale aclarar que, por ser un país chico, Paraguay no cuenta con escala suficiente para comprar masivamente vacunas a mejores precios. Es por eso que el presidente Mario Abdo Benítez está en conversaciones con sus pares de Uruguay (presidente Lacalle Pou) y Colombia (presidente Duque), entre otros de la región, para constituir una alianza que permita negociar acuerdos comerciales favorables para todos. La iniciativa corre por total cuenta de la gestión política y las excelentes relaciones internacionales que aceitó Marito desde que asumió son un aliciente para que se concrete el acuerdo.

Así, a más tardar en marzo, es decir en 2 meses, Paraguay comenzará la que será sin dudas la campaña de vacunación más importante de su historia.

¿Cuál es el plan de vacunación de Paraguay?

Despejada la duda sobre la adquisición de las vacunas, resta saber cómo hará el Estado para llegar a cada paraguayo y paraguaya y poder inyectarle el líquido inmunizante. El de vacunación ya comenzó a elaborarse desde julio de 2020, ni bien se supo la feliz noticia de que el mundo contaría con vacuna a final de este fatídico año.

Hay que decir que, como harán todos los países, Paraguay contará con diferentes vacunas que serán estratégicamente administradas. Fuentes del gobierno aseguraron que en las zonas fronterizas con Argentina se utilizarán las fórmulas de la Sputnik-V y Oxford-AstraZeneca (ambas de vector viral), pues pueden ser combinadas y además son las que se utilizan en el país vecino. Similar situación ocurrirá en las zonas fronterizas con Brasil, donde se privilegiará la vacuna Sinovac (de tecnología de virus inactivado). En el resto del país podrán utilizarse indistintamente las vacunas y, como ya fue mencionado, si se logra concretar el acuerdo con Pfizer-BioNtech (una de las vacunas más demandadas del mundo), se proveerá en los centros urbanos como Asunción, dadas las dificultades de distribución y almacenamiento ya mencionadas.

El Ministerio de Salud ya anunció un plan con fases, grupos objetivos definidos (se comenzará por personal de blanco, mayores de 60 años y personas con salud vulnerable) y un plan financiero acorde.

¿Pueden los privados importar vacunas y reemplazar el rol del Estado?

Los privados pueden importar vacunas, como sucede año a año con la de la gripe, pero no poseen la capacidad de llegar a todo el país como lo hace el gobierno. Además, lo que es más importante, la prioridad en las negociaciones con los laboratorios y farmacéuticas productoras del inmunizante la tienen los Estados nacionales, por convención mundial y disposición de la OMS. Finalmente, el sector privado no cuenta con contenedores de -70 grados como para poder traer la vacuna más famosa, la de Pfizer-BioNtech.

Por este motivo, las empresas privadas podrán comprar y revender vacunas, pero no alcanzarán a comprar suficientes dosis: para tener una idea, suelen comprar 20 mil dosis de vacuna antigripal anualmente, mientras que el Estado paraguayo adquiere más de un millón y medio. Por comprar en menor escala, pagan precios más altos, aunque normalmente reciben sus cargas 15 días antes que las gestionadas por el gobierno. Cuentan con la ventaja de que pueden atrasarse con las provisiones o fallar en la distribución de las mismas, porque no tienen responsabilidad frente a los ciudadanos como sí tiene el Estado.

Dicho esto, es una buena noticia que el sector privado logre también vender vacunas en un país como el nuestro donde impera el libre mercado. Sin embargo, es falso que pueda alcanzar la capacidad del Estado para llevar a cabo una campaña de vacunación masiva. El problema es que se está utilizando un catástrofe mundial como lo es la pandemia de Covid-19 para hacer campaña proselitista: no es casual que los dueños de las principales farmacéuticas paraguayas tengan intenciones de presentarse a elecciones en 2023. La foto del candidato que logre vender una vacuna primero -sea cual sea- circulará en redes y disparará su popularidad.

La estrategia del désanimo y la desestabilización

El equipo del Ministerio de Salud, con el Dr. Julio Mazzoleni a la cabeza, es quien está encargado de gestionar la provisión de vacunas contra el virus Sars-Cov-2. Luego de demostrar a lo largo de este año que su capacidad y probidad estaban a la orden del día- logrando gestionar la instalación récord de 362 nuevas camas de terapia intensiva, insumos médicos y reactivos laboratoriales en un contexto de fuerte competencia mundial- el ministro es la persona en quien el presidente Mario Abdo Benítez confía para que el Covid-19 deje de ser fuente de incertidumbre en nuestro país.

Esta semana se conoció que los países más poderosos del mundo ya comenzaron a vacunar a sus poblaciones utilizando la fórmula desarrollada por Pfizer- BioNtech. Otros países en desarrollo también iniciaron la inmunización, como el caso de Argentina, con la vacuna Sputnik-V, del laboratorio Gamaleya, propiedad del Estado de Rusia. Este fue el disparador para que medios locales iniciaran una campaña para que el gobierno paraguayo informe a sus ciudadanos sobre qué está planificando para traer las vacunas a nuestro país. Si bien muchos periodistas obraron con buena fe, es clara la intención de otros, que muestran sus ánimos de desestabilización, inoculando al público con miedos, fakes news y frustraciones que no deberían existir, sin mencionar a referentes del sector privado que buscan debilitar al gobierno pues tienen intenciones proselitistas.

Lo cierto es que Paraguay demostró ser uno de los países que mejor gestionó la crisis sanitaria y económica que golpeó al mundo entero en 2020: pese a las limitaciones propias de un país chico y en vías de desarrollo, se extendió la cobertura de camas de terapia intensiva al máximo, se aseguró la provisión de tests (adquiriendo los reactivos e inaugurando laboratorios en todo el país) y se administró una cuarentena en fases que permitió que la reactivación económica sea la más importante de la región, sin olvidar de subsidiar a los perjudicados por el paro en la economía. Prueba de eso es que nuestro PIB caerá 1% en lugar del 3,5% que preveían los organismos multilaterales (y que ya era un número alentador en comparación con la caída de otros países).

Esta situación que debiera unirnos como pueblo provoca irritación en sectores de la oposición, quienes primero trataron de manchar al gobierno con denuncias de corrupción -sin éxito, pues nada de lo denunciado generó daño patrimonial al Estado- y ahora buscan instalar que la improvisación guía el accionar del equipo del Ministerio de Salud y del gobierno de Marito.

Sin embargo, la realidad es otra, mucho más esperanzadora y tranquilizante, y el pueblo paraguayo necesita conocerla para poder empezar un 2021 en paz y confianza en el porvenir.

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