24.1 C
Asunción
sábado, noviembre 23, 2024

Dios le teme al monstruo Simic

Más Leído

Paranaländer se refiere a dos libros del poeta, ensayista, traductor y profesor universitario de origen yugoslavo, Charles Simic, quien emigró a los 16 años a Estados Unidos. Nos presenta una selección de su obra poética, caracterizada por su minimalismo, similar a los haïkus japoneses.

Por: Paranaländer

“su genio depende justamente del modo en que le es infiel al idioma”.

Seamus Heaney

Dos libros de Simic.

“El monstruo ama su laberinto. Cuadernos” (1997) de Charles Simic.

En él, el amor por las moscas aparece más de una vez, lo recuerdo cuando divaga sobre la mosca de Witgenstein y, otra, cuando recuerda la mosca de un poema quechua traducido por Mark Strand. Les cito unos párrafos:

“Un sueño: en una casa que arde estoy leyendo un libro en llamas.

Un poema es como robar un banco: la idea es entrar, dar una voz, hacerse con el botín y salir.

Ars poetica: me comí las gallinas blancas y dejé la carretilla roja bajo la lluvia.

Una escena de una película francesa de los años cincuenta que me sigue encantando: una mosca se queda encerrada en un cuarto con tres matones armados y una mujer atada y amordazada que los observa con los ojos muy abiertos. Delante de cada matón, en la mesa, hay un terrón de azúcar y un fajo de billetes de los grandes. Nadie se mueve. Una bombilla pelada cuelga de un largo cable del techo de modo que puede verse a la mosca frotarse las patas. Primero se las frota sobre la mesa, tentadoramente cerca del terrón de azúcar, y luego en la punta de la nariz de uno de los matones.

«Un libro a propósito para ser leído en una casa abandonada entre los yuyos, en una noche muda y después de haber comido y bebido en abundancia», escribe Felisberto Hernández, quien dijo una vez de una muchacha a punto de recitar uno de sus poemas que tenía una actitud entre el infinito y el estornudo.

«El mundo es un inmenso libro de cuentos ilustrado», dijo Emerson. «La gente emplea sus páginas para limpiarse el culo», respondió un genio desconocido en los márgenes del ejemplar de mi biblioteca.

La esperanza es que el poema termine siendo mejor que el poeta”.

Su libro sobre el arte de Joseph Cornell debe de ser un dolor de cabeza para los libreros. ¿Es catalogable como crítica de arte? ¿Poemas en prosa? ¿Autobiografía? Alquimia de tendejón (1996, horrible versión mexicana que en inglés se titula simplemente “Cuaderno de notas de Cornell”) es todo eso y más: espejo de afinidades, álbum de afectos, retrato del artista en pequeñas cajas. Allí dice: “Estados es el lugar donde el Viejo Mundo naufragó”. “El arte no se hace, se encuentra”. “Todo arte es una operación mágica”. Su obsesión por las moscas vuelve  a irrumpir una vez más en el poema “Caja de cerillos con mosca dentro”. Sigo con sus poemas en prosa: “Un juguete es una trampa para soñadores”. “Azul es el color de tu pelo amarillo, dice citando a Schwitters. “El silencio es una vasta iglesia cósmica donde siempre estamos solos”.

El poeta norteamericano Russell Edson le dedica el poema “Con mi más sincero pesar”, donde un inodoro se arrastra como un gusano pidiendo amor a su amo…

CHARLES SIMIC, Nacido Dušan (Belgrado, 1938), emigra a Estados Unidos en 1954, donde reside desde entonces. Los Simic aterrizan en Nueva York en agosto de 1954, se mudan a Chicago en junio de 1955, y Charlie termina el bachillerato un año después, tras lo cual consigue un trabajo como recadero en el Chicago Sun Times. Descubre la obra de Lowell y de Jarrell, lee a los surrealistas franceses en la biblioteca de Newberry y, en 1959, publica sus primeros poemas en el número de invierno de la Chicago Review.. Fueron los años de Robert Bly y la revista The Fifties. Hoy es catedrático de la Universidad de New Hampshire.  Premio Pulitzer de Poesía en 1990, y el Wallace Stevens Award. Escribe habitualmente en el blog de The New York Review of Books.

Más Artículos

Últimos Artículos